Esto es lo que dice la psicología sobre la felicidad.
¿Ocio o trabajo?
Para muchos, un pensamiento recurrente es que si no tuvieran que trabajar, o si trabajaran muchas menos horas, serían más felices y vivirían una vida de experiencias hedónicas. Sobre todo por la tensión que existe entre el trabajo y la vida personal. Esta misma tensión se ha visto intensificada durante la pandemia y ha generado que las personas renuncien a sus trabajos en cifras récord durante el 2021.
Sin embargo, el deseo de una vida sin trabajo se contrapone a la de tantos jubilados buscando trabajos independientes. Y es que la relación de «perfecto equilibrio» entre el trabajo y la vida personal, se recuesta sobre el «por qué trabajamos». Así lo explica la psicóloga Lis Ku, de Montfort University: no se trata necesariamente de modificar cuándo, dónde y cómo trabajamos. Y, para conocer el «por qué», debemos comprender las fuentes de felicidad que pueden no ser tan obvias para nosotros.
Las investigaciones han demostrado que el trabajo contribuye a la validación personal. Cuando este sentimiento se ve amenazado, nos atraen particularmente las actividades que requieren esfuerzo porque demuestran nuestra capacidad para dar forma a nuestro entorno. Esto confirma nuestra identidad como individuos competentes.
No solo se trata de bienestar y validación, sino también de felicidad. Una serie de experimentos demostraron que el trabajo nos hace más felices en circunstancias en las que preferimos optar por el ocio. Quienes participaron de los ensayos, tenían la opción de estar inactivos (esperando en una habitación durante 15 minutos para que comenzara un experimento) o estar ocupados (caminando durante 15 minutos hasta otro lugar para participar en un experimento). Muy pocos participantes eligieron estar ocupados, a menos que se vieran obligados a hacer la caminata.
Pero aquellos que pasaron los 5 minutos caminando terminaron significativamente más felices que los que solo esperaban.
La felicidad no es una sola
La felicidad no viene de un solo color, es una gama. Los psicólogos usan el término felicidad eudaimónica para referirse a la felicidad que obtenemos del funcionamiento óptimo y la realización de nuestro potencial. Por ejemplo, el trabajo o esfuerzo que contribuyen a nuestro bienestar general, y el sentir felicidad por la satisfacción y orgullo de completar una tarea agotadora.
En el otro lado del equilibrio trabajo-vida se encuentra la felicidad hedónica, que se define como la presencia de sentimientos positivos y la relativa escasez de sentimientos negativos. Sabemos que la felicidad hedónica ofrece beneficios empíricos para la salud física y mental, y que el ocio es una excelente manera de perseguir la felicidad hedónica. Sin embargo, pasar unos días haciendo nada en la playa no parece ser la clave para la felicidad a largo plazo.
Otras investigaciones encuentran que las personas que practican formas de “ocio” suelen hablar de cumplir metas personales, progresar y acumular logros, porque prefieren realizar algo significativo. Estas son características de la felicidad eudaimónica, no del hedonismo que asociamos con el ocio.
Es aquí donde toma forma una nueva idea en el campo de los estudios del bienestar: que una felicidad experiencial rica y diversa es el tercer componente de una “buena vida”, además de la felicidad hedónica y eudaimónica.
«Dados estos diferentes enfoques de vida, quizás la clave para un bienestar duradero es considerar qué estilo de vida se adapta mejor a ti: hedónico, eudaimónico o experiencial. En lugar de poner el trabajo en contra de la vida, el verdadero equilibrio a lograr en la vida post-pandemia se encuentra entre estas tres fuentes de felicidad».