A esta altura, casi todos sabemos que el tamaño de nuestras pupilas cambia automáticamente dependiendo de la iluminación. Ahora, una investigación revela que las pupilas humanas también reaccionan a la cantidad de objetos que hay en nuestro campo de visión. El trabajo fue publicado en Nature Communications.
Para probar la existencia de la “numerosidad percibida”, los investigadores de la Universidad de Florencia llevaron a cabo un experimento sencillo. Pidieron a 16 voluntarios que revisaran tarjetas que mostraban diferentes conjuntos de puntos. Mientras los sujetos miraban las imágenes preparadas, el comportamiento de sus pupilas era registrado.
El experimento
La cantidad de puntos negros o blancos en las tarjetas no cambió, pero en algunas colecciones los puntos estaban conectados por una línea para formar formas parecidas a mancuernas. Esto con la intención de dar la impresión de que había menos objetos en la tarjeta.
Luego, se pidió a los participantes que miraran pasivamente las imágenes, es decir sin contar los puntos, solo analizando su posición. Resultó que cuando los sujetos miraban los puntos conectados por líneas, sus pupilas se contraían. Al volver a mirar el conjunto de puntos individuales sueltos, sus pupilas se dilataron.
Esto sugiere que nuestro ojo se ajusta automáticamente a la cantidad de objetos que observamos. “El resultado muestra que la información numérica está indisolublemente ligada a la percepción”, dice la psicóloga y neurobióloga Elisa Castaldi, coautora del estudio.
Supervivencia evolutiva
Los autores especulan que la capacidad del alumno para adaptarse al número de objetos observados está relacionada con el mecanismo de supervivencia evolutivo. Se cree que los seres humanos tienen una capacidad innata para estimar números. Aparece en los recién nacidos pocas horas después del nacimiento. Esto significa que incluso si no podemos contar, podemos determinar con cuántos elementos estamos tratando.
Es posible que esta habilidad fuera especialmente útil cuando nuestros antepasados necesitaban estimar rápidamente la cantidad de enemigos a los que se enfrentaban, ya fueran otros homínidos o depredadores. Curiosamente, los autores sugieren que la mayoría de las especies animales poseen esta capacidad.
“Cuando miramos a nuestro alrededor, percibimos espontáneamente la forma, el tamaño, el movimiento y los colores de nuestro entorno”, explica el psicólogo David Burr. “Somos tan espontáneamente conscientes de la cantidad de objetos que tenemos frente a nosotros”.
Discalculia
La percepción de abundancia, aunque sea innata, puede no funcionar correctamente en ocasiones, dice Castaldi. Según ella, esto es lo que sucede en las personas con discalculia. Este es un trastorno del desarrollo caracterizado por dificultades en el aprendizaje de las matemáticas y la aritmética.
La psicóloga cree que un estudio similar al experimento realizado por científicos serviría para diagnosticar la discalculia incluso en niños muy pequeños. Sin embargo, el desarrollo de un método de diagnóstico preciso requiere más investigación.
El equipo tiene la intención de en un futuro comprobar qué otros factores pueden influir en el cambio del tamaño de la pupila. Investigaciones recientes muestran que el tamaño de la pupila también está regulado por factores cognitivos y de percepción.