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«Uno en un millón»: hallan fósil del cerebro de un cangrejo herradura en excelentes condiciones

(R. BICKNELL ET AL/GEOLOGY 2021)

La paleontología requiere un análisis minucioso y exhaustivo del suelo y de los factores que intervienen en la formación de sedimentos y fósiles, para así reducir el azar y acertar en la búsqueda de restos valiosos. Sin embargo, si queremos encontrar algo realmente único necesitaremos tener a la suerte de nuestro lado. En este caso, el hallazgo del cerebro de un cangrejo herradura de 310 millones de años fosilizado, es de «uno en millón», afirman los especialistas.

Muy blandos para resistir

Los cerebros son muy difíciles de ser preservados en el tiempo pues, como todo tejido blando, se degrada mucho más rápido de lo que tardaría en fosilizarse. Por esa razón es extremadamente raro descubrir cerebros preservados. De hecho, hasta la fecha solo se han identificado unas 20 muestras de tejido nervioso de artrópodos fosilizados.

El hallazgo, publicado en Geology, es particularmente notorio ya que permanece en buen estado y podría orientar a los paleontólogos hacia nuevos lugares para buscar extraordinarios fósiles de tejidos blandos. Así lo explica el paleontólogo evolutivo Russell Bicknell, de la Universidad de Nueva Inglaterra en Armidale, Australia.

El cerebro recién descrito pertenece al extinto Euproops danae y fue originalmente desenterrado de los yacimientos de fósiles de Mazon Creek, al noreste de Illinios. Ese sitio es uno de los únicos lugares que se conocen en el mundo donde se podría haber salvado la estructura del cerebro, señala la paleontóloga Victoria McCoy de la Universidad de Wisconsin-Milwaukee.

“La fosilización en Mazon Creek es realmente excepcional”, explica McCoy. «Es interesante porque los fósiles se conservan dentro de concreciones». Una concreción es el resultado de la acumulación de sustancias transportadas disueltas en el agua en una roca porosa. Estas precipitan y forman una masa en el sustrato rocoso.

Según la especialista, las concreciones en Mazon Creek son únicas puesto que preservan muy bien los tejidos blandos, cosa que no ocurre en otras con fósiles compuestos por huesos y partes duras.

Fosilización express

Las concreciones de Mazon Creek son capaces de preservar estructuras como el cerebro pues están hechas de siderita. Este es un mineral de carbonato de hierro que se forma únicamente en ambientes con poco oxígeno. Dicha condición ralentiza la descomposición de tejidos orgánicos permitiendo la fosilización.

«A medida que el cangrejo se descomponía, rodeado de lodo y sin mucho oxígeno, esa siderita cubrió todo su cuerpo, permitiéndole preservar su frágil estructura cerebral», explica Bicknell. Cuando el cerebro pasó a degradarse, el “molde” de siderita se rellenó con un mineral de arcilla pálido llamado caolinita, creando una estructura cerebral blanca que se destaca claramente en el fósil de otro modo bronceado.

Con el tiempo, se formó una esfera de roca alrededor del fósil antes de abrirse finalmente de manera fortuita. Todo este proceso podría haber tomado menos de 50 años, según McCoy.  “El tejido neural se degrada con bastante rapidez. No tenemos ninguna razón para pensar que sería estable ”, declara. «Si bien no entendemos completamente cómo se forman las concreciones, la evidencia actual apunta a que la concreción misma es la fuerza de preservación, evitando que las cosas se descompongan».

Nuevos objetivos

De esta forma, las concreciones resultan formaciones importantes muy buscadas por los paleontólogos. Desafortunadamente no son tan comunes. De acuerdo con los especialistas, solo se han identificado algunos entornos capaces de producir concreciones de siderita en el registro de rocas.

“La parte más importante aquí es que, puramente por casualidad, el fósil se dividió a lo largo de su cerebro”, comenta Bicknell. La concreción se rompió en la orientación correcta para revelar una sección transversal casi perfecta de la estructura del cerebro. “Si no se hubiera roto de esa manera, no tendríamos este nivel de información. En última instancia, fue bastante afortunado».

El sistema nervioso central preservado da una idea del comportamiento del antiguo cangrejo. Debido a que el cerebro fósil es tan similar al cerebro de los cangrejos herradura modernos, es seguro decir que los hábitos de caminar, respirar e incluso alimentarse de los animales antiguos eran probablemente similares a los de los cangrejos herradura de hoy, incluso el comer con las patas, sostiene Bicknell. «Imagínese comiendo una hamburguesa con los codos«.

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