A finales del siglo XIX, el médico Wilhelm Krause describió unos bulbos en lo profundo de la hipodermis, los cuales se creía que estaban relacionados con la percepción de la temperatura. Si bien en las últimas décadas su verdadera función ha sido objeto de incertidumbre, ahora un grupo de científicos ha encontrado evidencia que desvincula por completo a los corpúsculos de Krause de la reacción al frío.
Estas estructuras, presentes tanto en los genitales femeninos como en los masculinos, «se especializan en transmitir vibraciones mecánicas y toques ligeros al sistema nervioso central», así lo indica la investigación disponible en bioRxiv, aún no revisada por pares.
Krause descubrió que los corpúsculos se ubican dispersos por el glande y el clítoris. Pero también están escondidos en otros tejidos compuestos por piel y células mucosas, como los labios, la lengua y la conjuntiva del ojo. El médico observó que estos cuerpos, repletos de nervios, se presentaban en dos tipos: uno similar a estructuras en forma de copa y tallo en el riñón, que contenían «colas» de axones enrolladas; y otro cilíndrico, con arreglos de axones más simples.
Sin embargo, ni Krause ni nadie desde entonces ha logrado confirmar cuál es la verdadera reacción de estos corpúsculos al frío.
Buscando una respuesta
Los investigadores del Instituto Médico Howard Hughes tiñeron secciones de tejido genital de ratones machos y hembras, y encontraron que hay cantidades similares de corpúsculos de Krause en el pene y el clítoris. No obstante, debido al tamaño del glande, los cuerpos estaban dispersos de manera menos concentrada.
Gracias al uso de herramientas genéticas, el equipo pudo determinar con precisión a qué respondían los nervios enterrados dentro de estas estructuras. Técnicamente hablando, las neuronas dentro de los corpúsculos de Krause de ratón exhibieron umbrales mecánicos bajos y una rápida adaptación, lo que les permitía bloquear la fase de ciclos de hasta 120 hercios.
En resumen, estas pequeñas estructuras son responsables de la agradable sensación que se experimenta al recibir cepillos ligeros y vibraciones. Pero, en cuanto a la idea de que los corpúsculos reaccionan a climas más fríos, el estudio no encontró indicios de actividad en respuesta a cambios drásticos de temperatura.
Deseo sexual
Los investigadores consideraron que los corpúsculos podrían desempeñar un papel importante en la gratificación sexual de los mamíferos debido a su capacidad para percibir estímulos mecánicos. Para probar esta hipótesis, decidieron estimular estas estructuras en ratones machos utilizando métodos mecánicos y optogenéticos, lo que provocó una respuesta de excitación en los roedores.
Por otro lado, los ratones modificados genéticamente para no tener estos haces de nervios no mostraron signos de excitación, lo que sugiere una correlación directa entre los corpúsculos y la respuesta sexual.
Es interesante destacar que la falta de corpúsculos no impidió que los ratones macho buscaran sexo, aunque hubo algunas diferencias observadas en el acto en sí. Estos ratones mostraron episodios más cortos de embestidas, retrasos en el inicio o interrupciones frecuentes. En el caso de los ratones hembra que carecían de las estructuras críticas, mostraron un completo desinterés por el sexo, incluso durante su ciclo natural de celo.
Este descubrimiento podría tener importantes implicaciones para comprender mejor el deseo sexual y la sensibilidad en los seres humanos, sumando esfuerzos para la investigación sobre tratamientos de diversas disfunciones relacionadas con la sexualidad.