En 1181, el cielo se iluminó de manera inusual en la constelación de Casiopea. Este fenómeno, conocido como supernova SN 1181, fue registrado por astrónomos en China y Japón.
El evento fue producto de la explosión de una enana blanca, una estrella que acumuló tanta masa de su compañera binaria que alcanzó el límite crítico y explotó, dejando un remanente que no sería identificado hasta 2013.
Este remanente, llamado Pa 30, se descubrió como una estructura esférica en expansión.
Años después, en 2023, científicos detectaron delgados filamentos en su interior, como radios que conectan la eyección con la enana blanca central.
SN 1181
Gracias al Keck Cosmic Web Imager (KCWI), los astrónomos han logrado mapear en 3D estos filamentos y medir su velocidad, ofreciendo una visión más detallada de la evolución de esta supernova.
Según Christopher Martin de Caltech, “KCWI nos da algo parecido a una película”, al capturar el movimiento de los restos mientras se dispersan en el espacio.
La SN 1181 es una rareza entre las supernovas, especialmente en el tipo Ia, donde las enanas blancas explotan al acumular demasiada masa.
Sin embargo, en Pa 30 aún queda una enana blanca central, clasificada como un tipo Iax, que podría haber resultado de la fusión de dos enanas blancas, en lugar de una simple transferencia de masa.
Un equipo liderado por Tim Cunningham del Centro de Astrofísica de Harvard y el Smithsonian ha estudiado el remanente con el instrumento KCWI en el Observatorio Keck, en Hawái.
Analizando el cambio de longitud de onda de la luz emitida, causado por el movimiento de la materia, calcularon que el material de la SN 1181 se expande a 1,000 kilómetros por segundo.
Esto les permitió retroceder en el tiempo y confirmar que la explosión ocurrió en el año 1181.
Otros detalles
El estudio, publicado en The Astrophysical Journal Letters, también reveló misterios nuevos. Encontraron una fuerte asimetría en Pa 30, sugiriendo que la explosión fue desigual.
Además, hay una cavidad en el centro del remanente, alrededor de la estrella central, y la formación de los filamentos aún es un enigma.
Una posible explicación es que una onda de choque inversa podría estar condensando polvo en los filamentos, aunque esto no se ha confirmado.
Cunningham destaca que “la morfología de este objeto es muy extraña y fascinante”, dejando abierta la puerta a nuevas investigaciones que podrían profundizar en las causas y efectos de este raro fenómeno astronómico.