Icono del sitio Robotitus

Una sola hormona es responsable de los beneficios que brinda una dieta baja en proteínas

Se ha demostrado que las dietas bajas en proteínas tienen una serie de resultados favorables para la salud y la esperanza de vida de los roedores. Ahora un nuevo estudio, publicado en Nature, ha demostrado que estos efectos dependen de una hormona secretada por el hígado.

Se trata de la FGF21, o factor de crecimiento de fibroblastos 21, que, en ratones machos, mejora el gasto energético y la tolerancia a la glucosa al responder ante una dieta baja en proteínas.

Dietas bajas en proteínas

Hace unos años, el Laboratorio de Neuroseñalización de Pennington Biomedical descubrió que la hormona metabólica FGF21 era una señal clave que unía el cuerpo con el cerebro durante la restricción de proteínas.

En uno de los experimentos, a los ratones macho se les eliminó el gen que codifica la hormona FGF21 y luego se los alimentó con una dieta baja en proteínas. Su esperanza de vida natural se redujo en comparación con los ratones normales alimentados con la misma dieta. Los ratones sin el gen generalmente aumentaron su masa corporal y «perdieron por completo» su tolerancia a la glucosa.

A medida que los ratones envejecían de manera natural, comenzaron a perder peso mucho antes, y se volvieron rápidamente más frágiles que aquellos con sus genes FGF21 intactos, los cuales se encontraban más sanos y robustos con una dieta baja en proteínas a largo plazo. Sus pelajes no estaban tan desgastados o irregulares como los ratones sin el gen FGF21.

En resumen, la restricción de proteínas reduce la fragilidad en ratones normales a medida que envejecen, y este proceso se controla a través de la vía de señalización de FGF21.

La hormona que le habla al cerebro

Toda la evidencia apunta a que las dietas bajas en proteínas aumentan la activación de FGF21 en el cerebro del ratón. Esto los lleva a elegir alimentos bajos en grasas y carbohidratos y altos en proteínas cuando se les ofrecen múltiples opciones.

«Nuestros datos sugieren que FGF21 le habla al cerebro y que, sin esta señal, el ratón no «sabe» que está comiendo una dieta baja en proteínas. Como resultado, el ratón no puede cambiar adaptativamente su metabolismo o comportamiento de alimentación».

Esta hormona también está presente en humanos, pero aún no está claro si cumple el mismo efecto que en los ratones, en los cuales toda la evidencia sugiere que los efectos de prolongación de la longevidad por la restricción de proteínas dependen de ella.

Sin embargo, los estudios en humanos muestran que las dietas bajas en proteínas y altas en carbohidratos podrían tener beneficios similares para la salud metabólica. De hecho, las proteínas y carbohidratos, macronutrientes básicos de nuestra alimentación, afectan al FGF21 circulante.

Aun así, se espera que este trabajo descubra nuevas vías moleculares y neuronales que puedan aprovecharse para mejorar la salud de las personas.

Salir de la versión móvil