Un nuevo estudio, uno de los más grandes sobre genética y depresión, descubrió 293 variaciones genéticas que influyen en el riesgo de desarrollar esta enfermedad. Este hallazgo podría transformar los tratamientos futuros.
El equipo internacional detrás de la investigación dice que estas variaciones abren la puerta a terapias más personalizadas. Los tratamientos podrían adaptarse a la composición genética de cada persona, algo revolucionario para quienes luchan contra la depresión.
El estudio analizó datos anónimos de más de cinco millones de personas de diferentes partes del mundo. Esto permitió identificar factores genéticos de riesgo en diversas poblaciones, no solo en personas de ascendencia europea. Según los expertos, este enfoque global ayuda a predecir y tratar la depresión con mayor precisión, independientemente de la etnia.
De los participantes, 688 808 habían sido diagnosticados con depresión mayor, mientras que otros 4.3 millones no tenían la enfermedad. Este enfoque masivo convierte al estudio en el más amplio sobre genética y depresión realizado hasta ahora.
Andrew McIntosh, psiquiatra biológico de la Universidad de Edimburgo, señaló que todavía hay muchas lagunas en nuestra comprensión de la depresión. “Este tipo de estudios nos da las herramientas necesarias para desarrollar mejores terapias y prevenir la enfermedad en quienes tienen mayor riesgo”, explicó.
Aunque cada variación genética descubierta aumenta ligeramente el riesgo, su combinación puede tener un impacto significativo. Estos factores genéticos se suman a otros riesgos, como el estilo de vida, los hábitos de sueño y la dieta.
Cathryn Lewis, epidemióloga genética del King’s College de Londres, destacó que estos hallazgos confirman que la depresión es “altamente poligénica”. Esto significa que está influida por una gran cantidad de genes, lo que podría cambiar la forma en que abordamos su tratamiento.
Además, los investigadores identificaron vínculos entre estas variantes genéticas y tipos específicos de neuronas cerebrales, especialmente las neuronas excitatorias en el hipocampo y la amígdala. Estas áreas están relacionadas con el control de las emociones y la memoria.
Estos descubrimientos no solo explican cómo la depresión afecta al cerebro, sino que también arrojan luz sobre su conexión con otros problemas de salud mental, como la ansiedad y enfermedades neurodegenerativas, incluida el Alzheimer.
A pesar de que la depresión tiene múltiples causas y se presenta de manera diferente en cada persona, esta investigación nos acerca más a entender su base genética. Esto podría llevarnos a mejores diagnósticos y terapias más eficaces.
Cathryn Lewis resumió la importancia del estudio: “Identificamos cientos de variantes genéticas que desempeñan un papel en la depresión. Es un trastorno muy común y todavía tenemos mucho por descubrir sobre sus raíces biológicas”.
El estudio fue publicado en la revista Cell, marcando un avance significativo en nuestra comprensión de la depresión y su relación con los genes.