Un equipo internacional de astrónomos realizó las mejores imágenes detalladas de la onda de choque cósmica más grande visible desde la Tierra. Se trata de una colisión absolutamente monstruosa de dos cúmulos de galaxias que llega a medir hasta 6,5 millones de años luz. La investigación ha sido publicada en Astronomy & Astrophysics.
Nuestro universo está poblado por galaxias que no se distribuyen uniformemente sino que se concentran en vastas estructuras. Las más grandes contienen miles de galaxias y se denominan “cúmulos de galaxias”.
A veces, dos cúmulos de galaxias comienzan a atraerse entre sí por la fuerza de la gravedad, lo que conduce a una colisión inevitable. Estas colisiones son los eventos más poderosos que ocurren en nuestro universo Gracias a los radiotelescopios modernos podemos observar las espectaculares imágenes que se producen.
Ondas de choques
Cuando dos cúmulos de galaxias chocan, se observa la propagación de un par de gigantescas ondas de choque a través del cúmulo recién formado. Esta onda es similar a los estampidos sónicos de los aviones supersónicos.
Ahora un equipo de astrónomos liderados por Francesco de Gasperin (Universidad de Hamburgo e INAF), realizó el estudio más detallado de tales ondas cósmicas. Este choque se generó durante la colisión de dos cúmulos de galaxias masivos hace más de mil millones de años, formando el cúmulo de galaxias llamado Abell 3667.
“Estas estructuras están llenas de sorpresas y son mucho más complejas de lo que pensábamos inicialmente”, dice de Gasperin, autor principal del estudio. “Las ondas de choque actúan como aceleradores de partículas gigantes que aceleran los electrones a velocidades cercanas a la velocidad de la luz”, agregó.
Cuando estos electrones rápidos cruzan un campo magnético, emiten las ondas de radio que vemos. Los choques están entrelazados por un patrón intrincado de filamentos brillantes que rastrean la ubicación de las líneas de campo magnético gigantes y las regiones donde se aceleran los electrones.
Gigantesca
Estas ondas de choque todavía se propagan a través del cúmulo de galaxias recién formado a una velocidad muy alta de 1500 km/s, lo que corresponde a un número Mach de 2.5 (cabe señalar que en el espacio, el valor de un Mach no es el mismo que en el de la atmosfera terrestre porque éste depende del medio). Esto significa que el frente de choque cruzaría toda la Tierra en el tiempo necesario para leer esta oración.
El tamaño de la onda de choque principal es impresionante. Abarca todo el ancho del cúmulo de galaxias con un tamaño total de 6,5 millones de años luz. A modo de comparación, la Vía Láctea, la galaxia en la que vivimos, es más de 60 veces más pequeña que esta onda de choque.
La presencia de los choques se detecta mediante cambios bruscos en las propiedades del gas caliente, rastreados por su emisión de rayos X. En este caso, los datos de Abell 3667 fueron recopilados por el observatorio XMM-Newton.
Las observaciones se llevaron a cabo utilizando el novedoso radiotelescopio MeerKAT, ubicado en Sudáfrica. Este telescopio consta de 64 antenas de radio individuales de 13,5 m de diámetro que se distribuyen en un área de 8 km.