En Liberia, un país del África Occidental, no hace tanto tiempo, se creó un lenguaje desde cero que hoy nos ayudaría a comprender cómo evolucionó la escritura.
Los ocho creadores
Hoy en día, podríamos pasar por alto la complejidad de la escritura, ya que se ha convertido en una actividad y necesidad omnipresente. Pero no siempre fue así y su origen es uno de los campos de estudio más emocionantes. En esa línea, se ha publicado en Current Anthropology una investigación sobre una escritura poco común de un idioma en Liberia que ha brindado nuevos conocimientos sobre cómo evolucionan los idiomas escritos.
«La escritura Vai de Liberia fue creada desde cero alrededor del año 1834 por ocho hombres completamente analfabetos. Ellos escribían con tinta hecha de bayas trituradas», expone el antropólogo lingüístico Piers Kelly.
De acuerdo al especialista de la Universidad de Nueva Inglaterra, la escritura Vai recoge dos características que la hacen ideal para ser estudiada. Este tipo de escritura surgió, y ha continuado desarrollándose hasta hoy, en un espacio aislado y desde hace un corto tiempo.
200 símbolos
Sabemos que la invención de la escritura se produjo hace unos 5.000 años en el Oriente Medio, y que siempre está cambiando, reinventándose. Se cree que los primeros sistemas de escritura fueron formados por pequeños grupos de personas dentro de una sola generación, al igual que la escritura Vai. Sin embargo, a medida que avanzaban de generación en generación, estos sistemas se simplificaron con el tiempo.
«Hay una famosa hipótesis de que las letras evolucionan de imágenes a signos abstractos. Por ejemplo, la icónica cabeza de buey de los jeroglíficos egipcios se transformó en el [aleph] fenicio y finalmente en la letra A romana.»
«Pero también hay muchas formas de letras abstractas en la escritura temprana. Predijimos, en cambio, que los signos comenzarán siendo relativamente complejos y luego se volverán más simples a través de las nuevas generaciones de escritores y lectores», explica Kelly.
La escritura Vai surgió con símbolos creados para representar cada una de las sílabas del idioma de los ocho hombres analfabetos. Estos símbolos representaban tanto cosas físicas como una mujer embarazada, agua y balas, en emblemas abstractos.
Más adelante, un maestro alfabetizado lo enseñó de manera informal y transmitió su conocimiento del guion a un estudiante aprendiz. Es decir, la misma práctica que utilizamos para enseñar y aprender el lenguaje escrito. Así se empezó a transmitir la escritura Vai con sus 200 sílabas para memorizar.
Memoria y aprendizaje
Con el paso del tiempo, la escritura Vai se comprimió cada vez más. Como era de esperarse, los símbolos con la mayor complejidad fueron los que más se simplificaron. Se podría decir que los idiomas atraviesan un por un proceso de «selección natural» en el que las características más difíciles de recordar no sobreviven.
«La complejidad visual es útil si estás creando un nuevo sistema de escritura. Generas más pistas y mayores contrastes entre los signos, lo que ayuda a los estudiantes analfabetos. Esta complejidad luego se interpone en el camino de la lectura y la reproducción eficientes, por lo que se desvanece«, dice Kelly.
Además, los investigadores notaron que, a medida que las letras se volvieron menos complejas, se hicieron más uniformes. Con la escritura de Mesopotamia ocurrió lo mismo, pero debido a la producción en masa y los usos burocráticos, que tienden a estandarizar los idiomas. Sin embargo, estos fenómenos no estuvieron presentes en el desarrollo de la escritura Vai.
Si bien la rapidez de la evolución de este sistema de escritura es notable, los autores sugieren que ocurrió porque sus inventores y usuarios ya sabían de lo que es capaz la escritura. Quienes la inventaron y continuaron su uso conocían la utilidad de la escritura en otras culturas. Esto habría animado a la gente de Vai a optimizar rápidamente su sistema.
No está dicha la última palabra y, los investigadores continuarán explorando más a fondo este sistema de escritura.