Un equipo de astrogeólogos ha descubierto un grano de polvo presolar incrustado en un meteorito antártico de un tiempo previo a nuestro Sistema Solar. La investigación, publicada en The Astrophysical Journal, fue posible gracias a la técnica de tomografía de sonda de átomos, que proporcionó una visión sin precedentes sobre la historia cósmica del grano.
Este minúsculo fragmento de olivina, un mineral común tanto en la Tierra como en contextos extraterrestres, tiene una composición isotópica tan única que su origen solo puede atribuirse a la materia expulsada por una estrella en sus últimas fases de vida, mucho antes de la formación del Sistema Solar.
«Los materiales de nuestro Sistema Solar tienen proporciones predecibles de isótopos”, dijo Nicole Nevill, del Instituto Lunar y Planetario en Houston. “Sin embargo, el grano que analizamos exhibe una proporción de isótopos de magnesio que difiere totalmente de cualquier cosa conocida en nuestro entorno cósmico», agregó.
Cápsulas de tiempo
Los resultados obtenidos fueron asombrosos. Mientras que la proporción isotópica de magnesio más extrema registrada en estudios anteriores de granos presolares rondaba el 1,200, el grano estudiado por el equipo de Nevill marcó un récord con un valor de 3,025, el más alto jamás descubierto. Este indicio apunta a su formación en un tipo de estrella recientemente observada: una supernova de combustión de hidrógeno.
Los meteoritos, como el encontrado en las colinas Allan Hills 77307 de la Antártida a finales de los años 70, son fragmentos del cosmos que han caído a la Tierra. Aunque mayoritariamente consisten en rocas de nuestro propio Sistema Solar, también se pueden observar granos en su interior que proceden de confines mucho más remotos. Esto nos da valiosas pistas sobre la composición y formación de otros sistemas estelares.
Importancia
El hallazgo de Nevill y su equipo subraya la riqueza de información que aún podemos encontrar en estos pequeños fragmentos de roca espacial. Utilizando una tomografía de sonda de átomos en un grano de olivina de apenas 400 por 580 nanómetros, revelaron una proporción de magnesio-25 sin precedentes. Esto indica claramente eventos cósmicos violentos, como supernovas, ajenos a nuestra experiencia solar.
«La sonda de átomos nos ha brindado un nivel de detalle inaccesible en estudios anteriores,» comentó el físico y geoquímico David Saxey, de la Universidad de Curtin. La reciente identificación de la supernova de combustión de hidrógeno abre nuevas puertas al entendimiento de la formación estelar y nos plantea preguntas sobre las estrellas y los procesos cósmicos pre-solares. Además, destaca la creciente habilidad científica para detectar y analizar estas agujas en el pajar meteorítico.