Un ecosistema fosilizado y excepcionalmente conservado nos muestra la abundante vida que tuvo alguna vez una árida región de Australia.
Un ecosistema completo
Australia es famosa por sus muchos atractivos, su grandeza y sus altas temperaturas. De ahí que sobre su amplio territorio los incendios forestales sean recurrentes y se extiendan áridas zonas. En el centro del país, abundan arbustos secos y pastizales, pero no siempre fue así. Hace muchos eones, el corazón australiano fue exuberante y rebosante, lleno de densos bosques y vida. Y como siempre, la vida deja huella.
Recientemente, paleontólogos han encontrado en las Mesetas Centrales en Nueva Gales del Sur nueva evidencia de esa vida. No se trata de un fósil en particular sino de un sitio «excepcional» con fósiles de arañas, insectos, peces, plantas e incluso una pluma de pájaro. Todos estos datan del Mioceno, hace 11 a 16 millones de años.
El área, llamada McGraths Flat, es tan excepcional que ha sido clasificada como Lagerstätte, un lecho fósil sedimentario tan extraordinario que hasta se han conservado tejidos blandos. En McGraths Flat, los organismos se preservan tan bien que en algunos fósiles pueden distinguirse estructuras subcelulares.
«Los fósiles que hemos hallado demuestran que el área fue una vez una selva tropical templada y mésica, y que la vida era rica y abundante aquí«, dice el paleontólogo Matthew McCurry, del Australian Museum Research Institute. «Muchos de los fósiles que estamos encontrando son nuevos para la ciencia e incluyen arañas trampa, cigarras gigantes, avispas y una variedad de peces. Hasta ahora ha sido difícil saber cómo eran estos ecosistemas antiguos, pero el nivel de conservación en este nuevo sitio fósil demuestra que incluso los organismos más pequeños y frágiles como los insectos se convirtieron en fósiles bien conservados«.
Conservación excepcional
El proceso de conservación es tan excepcional que se han descubierto fósiles en un tipo de roca (goethita) en el que no se suele observar este tipo de registro. Los paleontólogos han sumado esfuerzos para comprender las razones por las cuales los organismos han quedado tan bien conservados en esta región.
«Nuestros análisis sugieren que los fósiles se formaron cuando las aguas subterráneas ricas en hierro se drenaron, y que una precipitación de minerales de hierro encerró a los organismos que vivían o cayeron en el agua«.
Los organismos fosilizados parecieran formar parte de los ecosistemas de las selvas tropicales australianas modernas. Sin embargo, son de otro tiempo y guardan la clave para entender mejor la evolución. Por ejemplo, los melanosomas fosilizados se pueden comparar con los melanosomas modernos para ayudar a descubrir cómo se habrían matizado los tejidos. Esto permite a los investigadores averiguar de qué colores eran los diversos animales en el área.
Los autores explican que los fósiles también registran las interacciones entre especies. «Por ejemplo, tenemos contenidos estomacales conservados en peces, lo que permitirá averiguar qué estaban comiendo. Además, hemos encontrado polen conservado en insectos y así podremos saber qué especies estaban polinizando qué plantas», comenta el microbiólogo Michael Frese.
Por otro lado, los fósiles podrían permitirnos dar una mirada al futuro. McGraths Flat nos mostraría cómo cambiará la vida en las selvas tropicales actuales de Australia en los próximos años.
«Los fósiles de plantas de McGraths Flat nos enseñan la vegetación y los ecosistemas de un mundo más cálido, uno que probablemente experimentaremos en el futuro.»