Parece que un agujero negro supermasivo podría estar en camino de chocar con nuestra galaxia. Y lo peor es que está más cerca de lo que pensábamos.
Los astrónomos han detectado señales de un objeto gigante escondido en la Gran Nube de Magallanes, una galaxia enana que orbita la Vía Láctea en un camino cada vez más estrecho.
Este monstruo invisible tendría unas 600 000 veces la masa del Sol. Como la Gran Nube de Magallanes acabará chocando con la Vía Láctea, su agujero negro también se nos viene encima.
Lo interesante es que este agujero negro es inusualmente «pequeño» en comparación con otros supermasivos. Si se confirma su existencia, nos ayudará a entender cómo crecen estos gigantes cósmicos.
El estudio, dirigido por el astrofísico Jiwon Jesse Han del Centro de Astrofísica de Harvard y Smithsonian, fue enviado a The Astrophysical Journal y está disponible en arXiv.
Detectar agujeros negros no es fácil. A menos que estén tragando materia y emitan luz en el proceso, son prácticamente invisibles. Los astrónomos deben buscarlos de forma indirecta.
Una de las formas más ingeniosas es observar el movimiento de las estrellas. Si se desplazan de manera extraña, algo muy masivo (e invisible) podría estar empujándolas.
Así se confirmó la existencia de Sagitario A*, el agujero negro del centro de la Vía Láctea, que pesa unas 4,3 millones de masas solares. Pero esta vez usaron otro método.
En lugar de estudiar órbitas, los investigadores analizaron estrellas hiperveloces, que viajan tan rápido que podrían escapar al espacio intergaláctico.
Muchas de estas estrellas se mueven a toda velocidad por el halo de la galaxia. Los astrónomos creen que su aceleración se debe a un fenómeno llamado mecanismo de Hills.
Este mecanismo ocurre cuando un agujero negro interactúa con dos estrellas. Una de ellas es absorbida y la otra es lanzada al espacio a una velocidad increíble.
Para rastrear estas estrellas, los astrónomos usaron datos del telescopio espacial Gaia, que ha estado mapeando la Vía Láctea con precisión sin precedentes.
Analizaron 21 estrellas hiperveloces en el halo de la galaxia. Descubrieron que 16 de ellas podían rastrearse hasta su punto de origen.
Siete de esas estrellas fueron expulsadas desde el centro de la Vía Láctea, pero las otras nueve parecen haber salido de la Gran Nube de Magallanes.
Eso sugiere que en esa galaxia enana hay un agujero negro oculto de unas 600 000 masas solares.
Actualmente, la Gran Nube de Magallanes está a unos 160 000 años luz de distancia. Su colisión con la Vía Láctea ocurrirá en unos 2 000 millones de años.
Cuando eso pase, su agujero negro se dirigirá al centro de la galaxia y, con el tiempo, se fusionará con Sagitario A*, haciéndolo aún más masivo.
Así es como los agujeros negros crecen de tamaños moderados a monstruos colosales. Aunque no estaremos aquí para verlo, los astrónomos siguen atentos a este fascinante proceso.
El equipo espera que futuras observaciones confirmen su descubrimiento. Mientras tanto, la investigación está disponible en arXiv.