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Por primera vez se demuestra que es posible cambiar el tamaño de las pupilas a voluntad propia

(GoogleImages)

Algunas personas poseen ciertas habilidades curiosas que hacen con su cuerpo. Desde levantar una ceja hasta mover las orejas. Doblar la lengua o mantener inmóviles unos dedos mientras mueven otros. No obstante, existe una extraña hazaña que se pensaba imposible de realizar, y Marvel debería tomar nota.

Talento y entrenamiento

Christoph Strauch, profesor de psicología experimental en Universidad de Utrecht en Países Bajos, ha reportado recientemente en International Journal of Psychophysiology el caso de un joven alemán con la habilidad de cambiar el tamaño de sus pupilas a voluntad propia.

Strauch había dictado un curso en la Universidad de Ulm. Gracias a ello, el joven lo conoció y pudo ponerse en contacto con él. El estudiante, de iniciales D.W. le contó que cuando tenía entre 15 y 16 años, se dio cuenta de lo que podía hacer. «Le mostré a un amigo que puedo ‘temblar’ con mis globos oculares, y notó que mis pupilas se volvieron pequeñas», le dijo al profesor y sus colegas

Sin embargo, D.W. no se dio cuenta de su habilidad hasta que empezó a jugar en computadora durante largos períodos de tiempo. «Contraer la pupila se siente como agarrar, tensar algo; agrandarla se siente como liberarlo completamente, relajar el ojo», cuenta el estudiante.

Al principio, D.W. cambiaba el tamaño de la pupila al enfocarse delante o detrás de un objeto, pero con la práctica, aprendió a hacerlo sin enfocarse en los objetos. Les comentó que, para cambiar el tamaño de su pupila, solo tiene que concentrarla en el ojo; no es necesario que imagine un entorno brillante u oscuro.

«Eso hace a D.W. diferente de otras personas que han demostrado la capacidad de cambiar el tamaño de sus pupilas. Es más, el que pueda sentir los músculos de sus pupilas directamente es asombroso, pues es algo que se pensaba imposible», declara Strauch.

Voluntad

Los investigadores se emocionaron y empezaron unas serie de pruebas para confirmar la habilidad de D.W. Una de ellas consistía en medir las propiedades eléctricas de la piel aplicando voltaje para descartar que se tratara de una modificación indirecta del tamaño de la pupila.

D.W. demostró que era capaz de dilatar sus pupilas hasta 2.4 mm y contraerlas 0.88 mm de diámetro. Incluso en el punto en el que la pupila ya está «al máximo» contraída con un objeto muy cercano, D.W. voluntariamente podía contraerla aún más.  Además, los autores utilizaron el escáner de imágenes de resonancia magnética funcional (fMRI) y hallaron una mayor activación de ciertas partes del cerebro involucradas en la voluntad.

Según el profesor Strauch es posible que más personas hayan aprendido a contraer y relajar las pupilas de manera intencional. Su equipo está muy interesado en comprender si existe una estrategia para entrenar a las personas con esta habilidad, ya que los haría, como D.W., capaces de mejorar el enfoque y observar los objetos con mayor claridad.

«Muchas personas se nos han acercado y creen que podrían hacer lo mismo, esto es realmente genial».

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