Icono del sitio Robotitus

Por primera vez el magnetismo espiral ha sido observado en un cristal sintético

Ilustración que muestra el magnetismo de las ondas p. (MIT)

Científicos acaban de observar por primera vez un tipo completamente nuevo de magnetismo en un cristal creado en laboratorio. Y sí, esto podría cambiar la electrónica como la conocemos.

El descubrimiento fue publicado en la revista Nature y abre la puerta a avances en eficiencia, velocidad y nuevos usos para el almacenamiento de datos. Todo gracias a algo llamado magnetismo p-wave.

Este tipo de magnetismo fue detectado en cristales ultrafinos de yoduro de níquel (NiI₂), un material bidimensional que tiene justo las propiedades necesarias para que surja este fenómeno.

A diferencia del magnetismo común, donde los electrones apuntan todos en la misma dirección, aquí sus giros (o spins) forman espirales que se anulan a gran escala.

Lo más interesante es que estas espirales combinan características del ferromagnetismo y del antiferromagnetismo. Algo que, hasta ahora, solo existía en teoría.

Usando luz polarizada, los investigadores pudieron ver cómo los electrones giraban de forma distinta según su entorno. Fue como ver un patrón oculto emergiendo con la luz adecuada.

Y no solo lo observaron. También lograron controlarlo. Aplicaron un pequeño campo eléctrico y cambiaron el estado del magnetismo. Eso es clave si queremos usarlo en tecnología real.

La estructura reticular del yoduro de níquel. (Song et al., Nature, 2025)

Según Qian Song, físico del MIT, con este método podrían crearse chips de memoria que consuman muchísima menos energía. Hablamos de una mejora de hasta cinco órdenes de magnitud.

Esto es importante porque la inteligencia artificial y otras tecnologías están disparando el consumo energético. Hacer computadoras más eficientes ya no es opcional.

Hoy, este sistema necesita condiciones de laboratorio muy precisas, pero la idea es que en el futuro se pueda integrar en dispositivos reales.

Y si eso ocurre, podríamos ver una nueva generación de electrónica basada en spintrónica, que usa el giro de los electrones en lugar de su carga para procesar información.

Esto permitiría crear memorias más rápidas, compactas y que no pierdan datos cuando se apagan. Algo así como discos duros que no necesitan electricidad constante.

Riccardo Comin, también del MIT, explicó que el yoduro de níquel fue clave porque tenía el comportamiento perfecto para que apareciera este efecto p-wave.

Este avance no solo expande lo que sabemos sobre el magnetismo. También sienta las bases para crear materiales totalmente nuevos y más eficientes.

En resumen: manipular electrones con campos eléctricos, sin gastar casi energía, podría ser el futuro de la computación. Y ese futuro acaba de dar su primer paso.

Salir de la versión móvil