Un hombre escondido entre las sombras a las afueras de una cueva, se agencia de una luz artificial para observar a su alrededor. Está cazando y debe ser paciente. Espera por horas hasta que unas chovas entran a su cueva. Entonces sabe que ha llegado el momento. Sigilosamente se desliza por la entrada y se desata la cacería.
Esta escena representa una noche típica en la vida de un Neandertal, pero es Juan Negro, un humano moderno especializado en ornitología, quien la ha recreado. Y no, no es una obra de teatro como actividad recreativa post pandemia. Juan Negro dejó de ser ornitólogo en la Estación Biológica de Doñana del Consejo Superior de Investigaciones Científicas de España en Sevilla, para «convertirse» y probar las habilidades de caza de los extintos homininos.
Cacería nocturna
El guion está inspirado en el hallazgo de huesos de chovas (Pyrrhocorax pyrrhocorax) descuartizados en cuevas que frecuentaban los neandertales. Junto a los restos, el tiempo conservó herramientas y dientes mellados, haciendo referencia a que nuestros antepasados realmente disfrutaban de estas aves.
Las chovas no son las más listas del mundo pues, sin importar qué tanto las molesten, siempre vuelven al mismo sitio para pasar la noche en grupos. Ese es su momento más vulnerable, pues durante el día vuelan lejos buscando invertebrados pequeños y frutos.
La evidencia nos ha enseñado que los neandertales disponían de redes y lámparas, así que Negro y su equipo sabían por dónde empezar para descubrir cómo cazaban a las chovas. Entonces, con redes en mano (y sin protección), formaron equipos de dos a diez científicos con alma de actores para montar la escena de caza nocturna.
La muy «emocionante investigación«, en palabras de Negro, consistió en cegar y confundir a las aves con los destellos de luz de linternas. Estas, presas del pánico, huían a áreas sin salida y eran fácilmente atrapadas. La actividad se repitió en 70 lugares diferentes dando como resultado 5500 aves recolectadas que luego fueron liberadas ilesas. Esto indica que es posible capturar chovas sin herramientas sofisticadas, con lo que los neandertales tenían a la mano y, aunque no podemos saberlo completamente, nos ofrece una forma probable de cacería.
Juego de roles
“La captación regular de chovas por parte de los neandertales implica un conocimiento profundo de la ecología de esta especie, una planificación previa para su obtención, incluidas las técnicas de obtención, y la capacidad de planificar y anticipar las necesidades dietéticas del futuro”, afirma Ruth Blasco, experta en dieta neandertal.
No es la primera vez que este juego de roles nos ayuda a comprender el comportamiento neandertal. En el pasado se ha usado esta técnica para recreaciones con réplicas de lanzas de madera las cuales sugieren que los neandertales podrían haber arrojado las armas para cazar presas a distancia.
“Hay que ser inteligente para capturar estos animales, procesarlos, asarlos y comerlos”, señala Negro. «Tendemos a pensar que los neandertales eran brutos sin inteligencia», dice Negro, «pero de hecho, se está acumulando evidencia de que eran muy cercanos al Homo sapiens«.