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Nuestro cerebro percibe el mundo de forma distinta si nos acostamos de lado

(GoogleImages)

Investigadores de la Universidad de McMaster han descubierto algo impresionante sobre nuestra percepción, permitiéndonos comprender mejor cómo funciona el sentido del equilibrio.

Cambiar la percepción del mundo

Sucede que, cuando nos acostamos de lado, el cerebro parece reducir su dependencia de la información relacionada con el mundo externo. En cambio, aumenta la dependencia de las percepciones internas generadas por el tacto.

Los autores explican que si cruzamos los brazos tenemos más dificultades para determinar si una sensación proviene de nuestra mano derecha o izquierda. Pero, si realizamos el mismo ejercicio con los ojos cerrados, nuestros sentidos se agudizan y la percepción aumenta. Es decir, al privarnos del sentido de la vista disminuye nuestra representación del mundo externo, permitiendo a la percepción interna ser la dominante.

Puede que esto parezca muy obvio, pero lo sorprendente es que si realizamos el mismo ejercicio y cambiamos «cerrar los ojos» por «acostarse de costado», tendremos el mismo efecto.

David Shore, profesor del departamento de Psicología, Neurociencia y Comportamiento dice en The Conversation que, a pesar de existir una diferencia entre estar parado y estar acostado, la búsqueda por comprender cómo nos orientamos es muy significativa. Además, el descubrimiento abre las vías para estudios en otras áreas, como el sueño.

Hazlo tú mismo

En el mismo portal de periodismo científico, Shore explica que su experimento fue relativamente sencillo. Los participantes debían identificar qué mano estaba siendo estimulada, con los ojos vendados y sin vendar, primero con las manos cruzadas y luego sin cruzar.

Su equipo ha venido realizado este tipo de «sencillos» experimentos por al menos unos 20 años. Esta vez, sus resultados fueron consistentes con lo que ya habían observado previamente. Lo novedoso de este estudio ocurrió cuando los participantes debieron tumbarse de costado. En esa posición y con los brazos cruzados, los investigadores notaron una gran mejora en la capacidad para localizar el estímulo.

Ocurrió lo mismo al vendarse los ojos: los cuerpos son capaces de prestar más atención a las señales centradas en el cuerpo.

Profundas implicancias

Los resultados permiten al equipo preguntarse si el cerebro marca de manera premeditada las funciones de orientación más activas (la percepción externa) cuando nos acostamos para ayudarnos a dormir.

El cambio de punto de referencia hacia las percepciones interiores generado cada vez que nos acostamos de lado, confirma que el cerebro «está atenuando deliberadamente el sistema vestibular, destacando la importancia de su contribución a nuestra percepción normal», explica Shore.

Hasta la fecha, es poca la investigación realizada sobre la forma en que el sistema vestibular, el cual determina el equilibrio y control espacial, influye en la información de otros sentidos. Shore se cuestiona entonces, el caso de las resonancias magnéticas. ¿La información que brindan sobre la actividad cerebral podría ser muy diferente si las personas estuvieran de pie?

Shore concluye diciendo que «podemos dar por sentado nuestros cuerpos, considerándolos como máquinas para transportarnos. Pero en realidad dan sentido a las muchas maneras de percibir y entender el mundo«.

Su investigación fue publicada en Scientific Reports.

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