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Neurocientíficos identifican los estados neuronales responsables de la fluidez del trabajo en equipo

(EFE-Robin van Lonkhuijsen)

Científicos descubren cómo se sincroniza la actividad cerebral entre personas que se encuentran realizando una actividad en equipo.

Fluir en equipo

Probablemente, algunas veces experimentas un estado de fluidez como resultado de la concentración en lo que estás haciendo y experimentas la sensación de control y no notas el paso del tiempo. Neurocientíficamente hablando: fluyes. Pero también es posible «fluir» en equipo; si no lo has experimentado por ti mismo, seguramente lo has podido ver cuando una orquesta toca, en competencias de remo o nado sincronizado.

Esta fluidez conjunta para realizar una tarea determinada se debe a estados neuronales exclusivos, muy diferentes a los estados de fluidez individual, de acuerdo a una investigación publicada en el portal eNeuro.

«En el flujo individual, el cerebro apaga los estímulos externos que no están relacionados con la tarea. En el flujo de equipo, el cerebro aún apaga los estímulos externos excepto la información sobre el estado de flujo del compañero de equipo. Por lo tanto, los cerebros del equipo comienzan a sincronizarse más», dice Mohammad Shehata, coautor del estudio.

Señales eléctricas

Nuestro cerebro es un tejido formado por millones de neuronas, miles de millones, que forman una red empleando señales eléctricas que pueden ser de frecuencia alfa, beta y gamma. Los neurocientíficos detrás de esta investigación estudiaron, precisamente, estas frecuencias eléctricas en las neuronas mientras los participantes realizaban tareas cognitivas específicas.

Para medir la actividad neuronal usaron un electroencefalograma con electrodos en el cráneo de 38 participantes que jugaban en parejas algo similar a Guitar Hero en un iPad. Los neurocientíficos afirman que dieron prioridad a formar los equipos entre participantes que se conocían o eran amigos.

Además, diseñaron tres modelos de experimentación. En el primero, los participantes jugaron separados de sus compañeros mediante una espuma negra. En el segundo, jugaron en parejas pero, por momentos, les ponían música discordante para interrumpir el flujo. En el tercer modelo, los participantes jugaron el juego junto con su compañero.

Aparte de ello, utilizaron técnicas subjetivas y objetivas para garantizar el estado de fluidez entre los equipos.

«Empleamos la intensa atención relacionada con la tarea y el sentido reducido de la conciencia externa de las dimensiones del flujo, y el conocido efecto de la atención selectiva sobre el potencial evocado auditivo (AEP). Durante cada prueba, presentamos a los participantes pitidos irrelevantes para la tarea. Cuanto más inmersos estaban los participantes en el juego, más débil era la fuerza del AEP en respuesta a los pitidos irrelevantes para la tarea«.

Un estado hipercognitivo

Los investigadores encontraron que aumentaba la actividad neuronal beta y gamma en la corteza temporal media izquierda, una región asociada con la integración de información y funciones como atención y memoria. De acuerdo a los especialistas en neurología, estas funciones son «consistentes con interacciones superiores del equipo y mejoran muchas dimensiones de flujo».

Asimismo, descubrieron que cuando los participantes realizaban la tarea como una unidad, se sincronizaban sus oscilaciones neuronales (actividad beta y gamma). Esta alineación crea un «estado hipercognitivo entre los miembros del equipo».

«Basándonos en nuestros hallazgos, no podemos concluir que el alto valor de la información integrada se correlacione con una forma modificada de conciencia, por ejemplo, la ‘conciencia de equipo’«, escriben.

«¿Significa esto que no es solo nuestro cerebro el que contribuye a nuestra conciencia?» Aún no es posible saberlo, pues la conciencia es algo muy complejo y sin respuestas concluyentes.

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