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Neurocientíficos identifican las neuronas que sopesan los resultados de las decisiones

Cuando tomamos una decisión, contemplamos las implicancias de la misma y sufrimos el resultado, ya sea positivo o negativo. Somos conscientes de ello porque tomar una decisión depende de los estímulos del entorno y, porque el resultado nos afecta. Sin embargo, no somos conscientes del proceso que ocurre en el cerebro, sobre todo de la interacción entre las neuronas. Y, debido a que nuestras células no pueden comunicarnos lo que hacen, comprender los circuitos neuronales requiere de ardua investigación.

El año pasado, científicos identificaron un circuito neuronal dentro del cuerpo estriado del cerebro, implicado en la toma de decisiones. El conjunto de neuronas especializado, también llamado estriosoma, es una región vulnerable a los efectos de trastornos, como el Parkinson y Huntington.

Aún no se sabe con exactitud cómo se forman las asociaciones entre las acciones y los resultados, particularmente cuando los resultados tienen características mixtas positivas y negativas. Por ello, ahora, un grupo de investigadores desarrolló un nuevo experimento de forrajeo para ratones, que requería que maximicen las recompensas y minimicen los castigos. Sus resultados se publicaron en Nature.

Adaptaciones

Generalmente, todas las acciones a las que hacemos frente tienen un equilibrio de riesgo y recompensa en el que es necesario pensar. Por lo tanto, aunque el estudio se llevó a cabo en ratones, los resultados podrían aplicarse de igual forma a los cerebros humanos.

Durante sus experimentos con los ratones, los autores identificaron un grupo particular de neuronas que se activaron durante estas decisiones. Particularmente cuando un comportamiento condujo a un resultado que no se esperaba: un signo de adaptación.

«Gran parte de esta actividad cerebral se relaciona con resultados sorprendentes, porque si se espera un resultado, en realidad no hay nada que aprender«, señala el neurocientífico Bernard Bloem. «Lo que vemos es que hay una fuerte codificación tanto de recompensas inesperadas como de resultados negativos inesperados».

Los ratones fueron entrenados para hacer girar una rueda hacia la izquierda o hacia la derecha. Cada turno daba como resultado una mezcla de un resultado positivo (una gota de agua azucarada) y un resultado negativo (un ligero soplo de aire).

Con el paso del tiempo, los ratones aprendieron a maximizar el nivel de recompensa y minimizar el nivel de bocanadas de aire. Sin embargo, los investigadores cambiaron continuamente las probabilidades de cada resultado, lo que obligó a los ratones a seguir ajustando su comportamiento.

Los resultados fueron los esperados por el equipo, pues la actividad cerebral subsiguiente registrada en los estriosomas varió dependiendo de si las acciones eran «buenas» o «malas».

Distinciones borrosas

Además, observaron que habían reacciones más fuertes si sucedía algo inesperado; por ejemplo, cuando un giro de la rueda producía un resultado diferente al anterior. Los científicos creen que estas ‘señales de error’ ayudan al cerebro a decidir cuándo es el momento de cambiar su enfoque hacia una tarea.

«Nuestra capacidad para hacer movimientos o tener pensamientos en lo que llamamos una forma normal depende de esas distinciones, y si se vuelven borrosas, es un verdadero problema«.

Esto podría estar detrás de los trastornos neuropsiquiátricos, como la ansiedad y la depresión. Aquí, las ligeras interrupciones en las redes neuronales identificadas por los investigadores podrían dar lugar a una decisión impulsiva en un extremo de la escala y paralización por la indecisión en el otro.

Si nuestros cerebros están confundidos acerca de lo que es «bueno» y lo que es «malo», eso también nos conduciría a tomar decisiones que son malas para nosotros. Una mayor comprensión de cómo funciona esta actividad neuronal mejoraría eventualmente los tratamientos para tales afecciones.

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