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Médicos realizan con éxito una cirugía cerebral a un feto para tratar una anomalía

feto

Un equipo médico del Boston Children’s Hospital logró intervenir el cerebro de un feto para tratar una rara malformación vascular. Se trata de la vena de Galeno, una condición que hace fluir a la sangre peligrosamente rápido a través de una parte del cerebro después del nacimiento del niño.

Es la primera vez que se realiza el procedimiento, llamado embolización transuterina, para tratar la condición prenatal. Su éxito ofrece nuevas esperanzas para tratar la afección antes de que aumente el riesgo de complicaciones.

«En nuestro ensayo clínico en curso, estamos utilizando la embolización transuterina guiada por ecografía para tratar la malformación de la vena de Galeno antes del nacimiento, y en nuestro primer caso, nos emocionó ver que el deterioro agresivo que generalmente se observa después del nacimiento simplemente no apareció», informó el médico Darren Orbach.

El bebé intervenido progresa notablemente bien, no requiere medicamentos, se alimenta con normalidad y ha aumentado de peso. Además, no presenta signos de efectos negativos en el cerebro.

 

Flujo peligrosamente veloz

La malformación de la vena de Galeno es una rara anomalía vascular que afecta a uno de cada 60,000 bebés, en la cual las arterias se conectan directamente con las venas en lugar de con los capilares. Como resultado, se produce un flujo de sangre peligrosamente alto, provocando una serie de efectos negativos.

La condición puede causar hipertensión en las arterias pulmonares y cardíacas, así como daño cerebral significativo debido a la presión adicional en el cerebro, conduciendo a un deterioro neurológico y cognitivo.

Los médicos suelen realizar una embolización después del nacimiento. Se coloca un material especializado en la vena para bloquearla y evitar que fluya la sangre. Sin embargo, la condición puede empeorar rápidamente.

Por ello, Orbach y sus colegas están llevando a cabo un ensayo clínico para evaluar la posibilidad de tratar la afección antes del nacimiento. Su primer paciente fue un feto de 34 semanas y 2 días de gestación. Para guiar el procedimiento de embolización utilizaron un ultrasonido.

 

El éxito de la intervención

Después del procedimiento, se produjo la ruptura prematura de las membranas del útero, lo que llevó a inducir el parto dos días después, casi seis semanas antes de la fecha prevista. El recién nacido requirió cuidados intensivos neonatales y fue monitoreado por los médicos durante varias semanas.

Afortunadamente, su sistema cardiovascular funcionaba con normalidad y no requirió apoyo adicional ni cirugía. No se presentaron problemas neurológicos, acumulación de líquido o sangrado y tanto la madre como el bebé fueron dados de alta.

El cardiólogo Gary Satou, quien no participó en el estudio, señala que se necesitarán varios casos más para establecer un patrón claro de mejora en los resultados neurológicos y cardiovasculares. Por lo tanto, el ensayo clínico nacional será crucial para lograr datos adecuados y, con suerte, resultados exitosos.

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