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Los niños con malaria asintomática pueden ser superpropagadores del mal a los mosquitos

Los mosquitos son los vectores que transmiten el parásito de la malaria / Pikrepo

Una investigación presentada en la reunión anual de la Sociedad Estadounidense de Medicina e Higiene Tropical (ASTMH) ha hecho un preocupante hallazgo. Los niños infectados con malaria pueden convertirse en “superpropagadores” y transmitir el parásito a muchos otros mosquitos, y éstos luego de regreso a los humanos.

Los investigadores en Uganda alertan que los niños propagan el patógeno incluso si nunca desarrollan síntomas de la enfermedad. Por lo tanto, si los menores no son tratados, los parásitos continuarán circulando entre los mosquitos, incluso en lugares que emplean controles intensivos.

El estudio mostró que algunos niños asintomáticos de entre 5 y 15 años infectaron un número mucho mayor de mosquitos que otros. Los científicos alimentaron mosquitos con muestras de sangre de personas infectadas y más del 60% de las infecciones resultantes se remontaron a solo 4 niños asintomáticos. Dos de esos niños superpropagadores estaban en edad escolar y los otros dos tenían 3 y 4 años.

A pesar que algunos niños se infectaron con múltiples clones de malaria durante el estudio, estos niños nunca se enfermaron y continuaron llevando una vida normal. La malaria está controlada en la región que estudió el equipo, pero si los esfuerzos de control fallan, estos niños podrían impulsar un resurgimiento.

Detectando superpropagadores

Las infecciones asintomáticas de malaria constituyen el 80% o más de los casos detectados mediante exámenes exhaustivos en áreas donde la enfermedad circula regularmente. Así mismo, los estudios sugieren que estas infecciones asintomáticas aparecen con mayor frecuencia en niños en edad escolar.

Si bien los científicos están de acuerdo en que los mosquitos contraen la malaria tanto en personas sintomáticas como asintomáticas, existe la duda de si un tipo de infección es más o menos grave que la otra.

Por eso, los autores del estudio viajaron al distrito de Tororo en Uganda. Alguna vez el lugar tuvo muchos casos de Malaria. En 2011, cada residente fue picado unas 310 veces al año por mosquitos infectados con el parásito. Ahora, las tasas de infección se han desplomado. En 2018, la exposición a mosquitos infecciosos se redujo a solo 0,43 picaduras por persona, por año.

Sin embargo, para eliminar totalmente el mal, es necesario encontrar y purgar cualquier escondite restante del parásito. Para eso, el equipo reclutó a 531 adultos y niños de 80 hogares y los monitoreó durante 2 años. Cada mes realizaron pruebas de diagnóstico y recolectaron muestras de sangre de los participantes; la sangre se analizó para detectar parásitos de la malaria y luego se utilizó en experimentos de alimentación de mosquitos.

El experimento

Para pasar de los humanos a los mosquitos, los parásitos de la malaria primero deben madurar y convertirse en gametocitos. Una vez ingeridos por los insectos, los gametocitos se dividen en células sexuales, se fertilizan entre sí y se multiplican.

Con esto en mente, el equipo también analizó la densidad de gametocitos en las muestras de sangre humana, ya que el número puede indicar cuán infecciosa podría ser esa sangre para los mosquitos.

El equipo detectó 148 episodios de malaria: 38 sintomáticos y 110 asintomáticos. Llevaron a cabo casi 540 experimentos de alimentación de mosquitos con sangre de 107 de las personas infectadas, utilizando un aparato que mantiene la sangre caliente. Decenas de mosquitos se liberaron en un recipiente donde podían acceder a la sangre a través de una membrana que imitaba la piel humana.

Posteriormente, el equipo diseccionó los insectos alimentados para ver cuántos se infectaron, y la mayoría de las infecciones se relacionaron con sangre de personas asintomáticas. En total, la sangre de personas sintomáticas solo infectó al 0,6% del total de mosquitos infectados.

Mosquitos alimentándose de sangre de un repositorio / Teun Bousema and Chiara Andolina

Los resultados

Probablemente esta tendencia se deba, en parte, a que las personas sintomáticas tienen fácil acceso al tratamiento contra la malaria. Los gametocitos tardan de 9 a 12 días en alcanzar la madurez, tiempo durante el cual la mayoría de las personas sintomáticas ya habían recibido tratamiento.

Entonces, el desafío pasa por identificar a las personas infectadas sin síntomas, de modo que sus cadenas de transmisión también se puedan romper. En particular, algunas personas asintomáticas en el estudio permanecieron infecciosas durante meses, aunque sus niveles de gametocitos fluctuaron con el tiempo. Por ejemplo, dos niños permanecieron infectados durante seis meses sin desarrollar síntomas de malaria.

Los investigadores estimaron que los niños de 5 a 15 años representan casi el 57% del reservorio infeccioso. Luego, los menores de 5 años representan el 27,5%, mientras que los de 16 y más años representan el 15,7% restante.

Esta nueva información podría servir para crear campañas de prevención focalizadas en menores de edad escolar. Tanto mosquiteros como medicamentos preventivos, muchos de los cuales también pueden usarse para tratar la malaria, podrían ser útiles.

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