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Los insectos están acabando con las plantas a una rapidez no vista en millones de años

(Lauren Azevedo-Schmidt)

Existe una increíble riqueza en la biodiversidad de plantas e insectos; y aunque estos dos grupos han coexistido en estrecha relación durante millones de años, los diminutos animales han aumentado su capacidad herbívora, disminuyendo la biomasa vegetal.

La diferencia en el daño de los insectos entre la era moderna y el registro fosilizado es sorprendente, así lo explica la paleoecóloga de la Universidad de Maine, Lauren Azevedo-Schmidt, quien dirige un nuevo estudio publicado en PNAS.

«Descubrimos que a pesar de la disminución de insectos, el daño de estos a las plantas es elevado en la era moderna en comparación con otros períodos de tiempo representados en el registro fósil», escriben Azevedo-Schmidt y sus colegas.

 

Comparando hojas

Las plantas terrestres ahora representan un sólido 80% de la biomasa global; los insectos no han alcanzado ese nivel de dominancia en la Tierra. Es más, algunas investigaciones han sugerido que el número de insectos está disminuyendo, al menos en algunas partes del mundo. El cambio climático también está provocando que las plantas florezcan antes y crezcan con mayor rapidez, alargando la temporada de polen. Por otro lado, las tasas de pérdida de hábitat y biodiversidad causada por el hombre continúan en aumento.

Para observar las interacciones planta-insecto a lo largo del tiempo, Azevedo-Schmidt y sus colegas compararon las hojas de plantas de la era moderna muestreadas en tres bosques con ensamblajes fósiles de huellas de hojas desde el período Cretácico superior, hace casi 67 millones de años.

Los investigadores encontraron que las hojas datadas con carbono desde 1955 hasta el presente tenían el doble de la cantidad promedio de daño por insectos que en cualquiera de los 64 conjuntos de fósiles que datan de millones de años.

«Proponemos que las tendencias de calentamiento comparativamente rápido de la era moderna pueden ser responsables de su mayor comportamiento herbívoro, de modo que el calentamiento rápido beneficia a los insectos en la carrera armamentista contra su fuente de alimento: las plantas«, escriben.

 

¿Consecuencias de la actividad humana?

El aumento de la tasa herbívora de insectos podría tener consecuencias desconocidas para las plantas y las comunidades forestales, advierten los autores. Aunque no está claro aún por qué ocurre este incremento, se han propuesto algunas hipótesis.

La alimentación de insectos se estaría intensificando, o tal vez están aumentando localmente en los bosques estudiados. Estos están ubicados dentro de los terrenos de las estaciones de investigación, rodeados de carreteras, urbanizaciones y agricultura. «Quizás la urbanización ha creado puntos calientes de biodiversidad de insectos dentro de los bosques de estudio», señalan Azevedo-Schmidt y sus colegas.

Un clima que se calienta rápidamente influye en los ciclos de vida y los hábitos de alimentación de los insectos, empujando su gama de hábitats hacia los polos e introduciendo especies invasoras. Al mismo tiempo, la agricultura está diezmando a los insectos y los análisis sugieren que probablemente las plantas deban comenzar a luchar entre sí para atraer a los polinizadores. La situación es grave y las huellas humanas están por todas partes.

«Esta investigación sugiere que la fuerza de la influencia humana en las interacciones planta-insecto no está controlada únicamente por el cambio climático, sino más bien por la forma en que los humanos interactúan con el paisaje terrestre», concluyen.

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