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Las yemas de nuestros dedos son mucho más sensibles de lo que imaginamos

Acercamiento de la punta de un dedo / Flickr

Los bordes de nuestras huellas dactilares podrían servir para mucho más aparte de identificarnos. Un equipo de científicos suecos ha detectado que nuestra sensibilidad extraordinariamente alta en los dedos, podría deberse a aquella zona. Los detalles fueron publicados en The Journal of Neuroscience.

Muchos científicos habían sospechado que nuestras huellas dactilares evolucionaron para mejorar nuestra capacidad de agarrar objetos creando una mejor fricción. Sin embargo, otros sugirieron que podrían contribuir a nuestro muy refinado sentido del tacto.

El experimento

Los modelos actuales no son capaces de explicar los altos niveles de sensibilidad, por lo que Ewa Jarocka de la Universidad de Umeå decidió investigar. Ella y su equipo pidieron a 6 hombres y 6 mujeres entre las edades de 20 y 30 que se recostaran cómodamente en una silla de dentista mientras sus dedos estaban en su lugar.

Luego, pasaron una tarjeta cubierta de pequeños conos de punta plana sobre la punta de sus dedos a diferentes velocidades y en diferentes direcciones. Cada uno de los conos medía menos de medio milímetro de alto.

Mientras tanto, registraron la actividad eléctrica de una sola célula nerviosa utilizando electrodos de tungsteno. Cada uno de estos pequeños dispositivos fue insertado en un nervio principal en la parte superior del brazo de cada participante.

Pequeños puntos

Los resultados permitieron a los investigadores trazar un mapa exacto de en qué parte de la punta de los dedos se recopiló la información. Los puntos calientes de sensibilidad resultaron ser muy pequeños, cada uno con solo unos 0,4 milímetros de ancho. Curiosamente, dicha medida es el ancho de una cresta de huellas dactilares.

Además, estos puntos siguieron patrones específicos en las yemas de los dedos, iguales a los bordes de las huellas dactilares. Independientemente de cómo movieron la tarjeta punteada sobre un dedo, el mapa de puntos calientes se mantuvo igual. Esto sugiere que las áreas sensibles están ancladas a las propias crestas de nuestras huellas dactilares.

“Entonces nuestro cerebro recibe toda esa información”, dice Jarocka a New Scientist. “Lo anterior realmente ofrece una explicación sobre cómo es posible que seamos tan diestros y tengamos una sensibilidad tan alta en la punta de los dedos”.

Empero, no significa que las huellas dactilares no tengan otras funciones, como tener un mejor agarre. El estudio revela el importante papel de las crestas en el contacto. Es el primero en mostrar a las crestas de nuestras huellas dactilares como nuestras ayudantes para sentir el mundo que nos rodea con mayor precisión.

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