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Las ranas hembra fingen su muerte para evitar aparearse con machos no deseados

Rana común (Rana temporaria) camuflada entre hojas de haya en el Parque Natural del Bosque del Palatinado. / Wikimedia Commons

En el reino animal, las estrategias de apareamiento presentan una diversidad tan amplia como las propias especies. Un estudio reciente publicado en Royal Society Open Science ha revelado una táctica fascinante e inesperada empleada por las ranas hembra: simular su propia muerte.

 

Reproducción explosiva 

Contrariamente a la creencia convencional, la rana común europea (Rana temporaria) no se somete pasivamente a los avances de los machos. Los investigadores han descubierto que estas hembras están lejos de ser indefensas, incluso en medio del intenso frenesí de apareamiento característico de las reproductoras explosivas.

La reproducción explosiva es un fenómeno en el cual las ranas se congregan en grandes cantidades durante un breve período cada primavera con el fin de reproducirse. Esto da lugar a la formación de «bolas de apareamiento», donde varios machos, a veces hasta seis, compiten simultáneamente por una sola hembra. 

Debido a la brevedad de esta temporada de reproducción, hay poco espacio para el cortejo o la selección. Esta intensa competencia plantea graves riesgos para las ranas hembra. La formación de una bola de apareamiento resulta tan abrumadora que las hembras, incapaces de liberarse, podrían ahogarse en el proceso.

 

El estudio 

No obstante, la naturaleza ha provisto a la hembra de rana común europea de intrigantes mecanismos de defensa, casualmente descubiertos por la ecologista Carolin Dittrich y el herpetólogo Mark-Oliver Rödel del Instituto Leibniz para la Evolución y la Ciencia de la Biodiversidad en Alemania.

En un inicio, el dúo tenía como objetivo determinar si los machos tenían preferencias por el tamaño del cuerpo de las hembras, pero se encontraron con comportamientos femeninos de evitación excepcionales. Observaron que las hembras rotaban sus cuerpos cuando los machos las abrazaban, posiblemente para evaluar la fuerza de los machos o reducir el riesgo de ahogamiento. Un asombroso 83% de las hembras utilizó esta táctica, mientras que un 48% imitó los llamados de las ranas macho para engañarlos y liberarse.

El comportamiento más destacado era la inmovilidad tónica o «fingir la muerte», adoptado por el 33% de las hembras observadas. Curiosamente, las hembras más pequeñas eran más propensas a emplear estos comportamientos de evasión y, en muchas ocasiones, tenían una tasa de éxito más alta.

La inmovilidad tónica podría ser preferible a la resistencia física, ya que, como señalaron Dittrich y Rödel, «cualquier movimiento en un grupo de apareamiento denso puede atraer a más machos, aumentando las posibilidades de que se forme una bola de apareamiento».

 

Importancia 

Sin embargo, es esencial señalar que estas observaciones, aunque esclarecedoras, se llevaron a cabo en un entorno controlado. Los comportamientos reales en la naturaleza pueden diferir.

Comprender estos comportamientos únicos es crucial para los esfuerzos de conservación. Muchas especies de anfibios enfrentan amenazas, y conocimientos como estos ayudan a los ecólogos en el diseño de estrategias para protegerlas

Por ejemplo, si las ranas hembras son más propensas a «hacerse las muertas» en terrenos desconocidos, es posible realizar esfuerzos para minimizar la fragmentación del hábitat, asegurando su acceso a zonas de reproducción conocidas.

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