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Las páginas de los libros victorianos contienen tintes tóxicos peligrosos

Tonos anaranjados y amarillos de tela de color amarillo cromo. Cortesía de la Biblioteca Winterthur, Colección de libros impresos y publicaciones periódicas

Investigadores han descubierto que algunos libros encuadernados con tela de la era victoriana podrían representar un peligro para la salud debido a los materiales tóxicos presentes en sus tintes

Un análisis reciente de estos libros ha revelado la presencia de metales pesados como plomo y cromo en concentraciones potencialmente dañinas. Aunque el contacto casual con estos libros no supone un riesgo grave, las personas que los manipulan con frecuencia, como bibliotecarios y comerciantes de libros antiguos, podrían estar en peligro.

Este hallazgo fue presentado en un póster durante la reunión de la Sociedad Americana de Química

Abigail Hoermann, química de la Universidad Lipscomb en EE.UU, advirtió sobre la posible presencia de estos libros con tintes tóxicos en universidades, bibliotecas públicas y colecciones privadas. «Queremos encontrar una manera de que todos puedan identificar su exposición a estos libros y saber cómo almacenarlos de manera segura», señaló Hoermann.

 

Tintes peligrosos 

Durante el siglo XIX, surgió una nueva clase de tintes que reemplazó a los ingredientes naturales difíciles de encontrar. El arsénico, por ejemplo, producía verdes y magentas espectaculares, mientras que la anilina se utilizaba para crear negros profundos y púrpuras llamativos. 

Otros metales pesados se empleaban para hacer que los tintes fueran más estables y duraderos. Como resultado, hubo muertes entre los trabajadores de las fábricas de la época.

El problema con estos tintes en los libros se identificó por primera vez en 2019, cuando conservacionistas de arte del Museo, Jardín y Biblioteca Winterthur en EE.UU. notaron que la cubierta de un libro estaba teñida con un pigmento conocido por contener arsénico. Desde entonces, el Proyecto Poison Book ha identificado numerosos libros en todo el mundo con el mismo pigmento tóxico.

 

La investigación 

Intrigados por este proyecto, los bibliotecarios Jan Cohu y Michaela Rutledge, de la Universidad Lipscomb, se acercaron al químico Joseph Weinstein-Webb para analizar si los libros de colores brillantes en la colección de su biblioteca también contenían tintes tóxicos. 

Weinstein-Webb y su equipo sometieron varios libros a una serie de pruebas, incluyendo fluorescencia de rayos X, espectroscopía de emisión óptica de plasma acoplado inductivamente y difracción de rayos X. Las pruebas revelaron la presencia de plomo y cromo en concentraciones inseguras en algunas muestras.

En algunos casos, se encontró cromato de plomo(II), un pigmento amarillo famoso por la coloración brillante de los “Girasoles” de Vincent van Gogh. Sin embargo, las concentraciones de plomo eran mucho más altas que las de cromo, lo que sugiere que se usaron otros tintes con diferentes concentraciones de metales. Los investigadores están trabajando para identificar estos tintes.

Mientras tanto, los libros han sido sellados en plástico y retirados de circulación, ya que algunos contenían el doble de la cantidad de plomo y seis veces la concentración de cromo permitida según los límites de exposición establecidos por el CDC

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