En las frías aguas de Alaska, las ballenas jorobadas (Megaptera novaeangliae) han demostrado ser no solo grandes nadadoras, sino también ingeniosas cazadoras que crean y manipulan herramientas.
Investigadores de la Universidad de Hawái y la Fundación de Ballenas de Alaska han documentado cómo estos cetáceos no solo crean las conocidas «redes de burbujas» para capturar presas, sino que también modifican estas estructuras de manera precisa para maximizar su ingesta de alimento.
Redes de anillos
Este estudio, publicado en la revista Royal Society Open Science, arroja nueva luz sobre un comportamiento clave para la supervivencia de las ballenas jorobadas. Además propone que estas criaturas deben ser incluidas entre los pocos animales que no solo usan, sino que también fabrican y manejan sus propias herramientas.
El profesor Lars Bejder, de la Universidad de Hawái, explicó que si bien muchos animales utilizan herramientas para encontrar comida, son pocos los que realmente crean o modifican estas herramientas. «Descubrimos que las ballenas jorobadas solitarias en el sureste de Alaska elaboran complejas redes de burbujas para atrapar kril», afirmó Bejder.
Estas ballenas soplan burbujas en patrones que forman redes con anillos internos, controlando activamente detalles como el número de anillos, el tamaño y la profundidad de la red, y el espacio entre las burbujas.
Este meticuloso proceso les permite capturar hasta siete veces más presas en una sola inmersión sin gastar energía adicional. Esta habilidad coloca a las ballenas jorobadas en un grupo raro de animales que fabrican y utilizan sus propias herramientas para cazar.
Las observaciones
Estudiar a los cetáceos, que incluyen ballenas, delfines y marsopas, ha sido históricamente un desafío para los científicos debido a la naturaleza esquiva de estos mamíferos marinos. Sin embargo, los avances en las herramientas de investigación están facilitando la tarea de seguir y comprender su comportamiento.
En este estudio, el profesor Bejder y su equipo utilizaron etiquetas de succión no invasivas y drones para observar los movimientos de las ballenas tanto desde el aire como bajo el agua.
El Dr. William Gough, también de la Universidad de Hawái, señaló la importancia de estas herramientas especializadas en la recolección de datos. «Las ballenas son un grupo difícil de estudiar, lo que requiere habilidad y precisión para etiquetarlas y/o seguirlas con drones», dijo Gough.
Este comportamiento único de alimentación, apenas estudiado hasta ahora, es exclusivo de las ballenas jorobadas. Por lo menos hasta donde se sabe.
«Es increíble ver a estos animales en su hábitat natural, realizando comportamientos que pocas personas llegan a presenciar», agregó Gough. «Y es gratificante poder regresar al laboratorio, sumergirse en los datos y descubrir lo que hacen bajo el agua una vez que desaparecen de nuestra vista».
