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La Paradoja del Cielo Rojo: la vida alrededor de las enanas rojas sería más difícil de pensado

enanas rojas

Ilustración de tres planetas orbitando una enana roja. (NASA / JPL-Caltech)  

Entre los principales candidatos para buscar vida fuera de la Tierra están los exoplanetas que orbitan Enanas Rojas. Esto debido a que son las estrellas más comunes del universo conocido. Ahora, un estudio aceptado en The Astrophysical Journal Letters y publicado en arXiv, analiza esta cuestión en profundidad.

Las enanas rojas constituyen hasta el 75% de todas las estrellas de la Vía Láctea, y son incluso más longevas que nuestro Sol. Esto lleva a los científicos a preguntarse por qué, en cambio, la vida se ha desarrollado alrededor de nuestra estrella madre.

 

La Paradoja del Cielo Rojo

Esta discrepancia entre la expectativa y la realidad se conoce como la Paradoja del Cielo Rojo, la cual aún no está resuelta. El estudio de la Universidad de Nevada, Las Vegas, va en esa dirección.

Alrededor de estas estrellas se han descubierto varios exoplanetas y sistemas completos casi análogos a los del sistema solar. Uno de los casos más resaltantes es el de Trappist-1, con siete planetas cercanos, orbitando sincrónicamente. 

Parece ser que es mucho más difícil para la vida tal como la conocemos desarrollarse en los sistemas planetarios de enanas rojas, ya que carecen de asteroides y gigantes gaseosos, los cuales brindan los ingredientes para la vida en mundos similares a la Tierra.

 

La hipótesis

Los autores buscaban determinar si los sistemas de enanas rojas tenían los suficientes ingredientes que aparentemente iniciaron la vida en la Tierra. De acuerdo con múltiples estudios, el bombardeo de asteroides y cometas en la juventud tardía del Sistema Solar alteró la corteza terrestre.

Este bombardeo, paradójicamente la hizo más hospitalaria y entregó muchos de los ingredientes químicos necesarios para la vida. Por lo tanto, sin un cinturón de asteroides, la terraformación y los sistemas de entrega de productos químicos para la vida se reducen en gran medida.

Los modelos sugieren que la formación de un cinturón de asteroides estable y el bombardeo tardío requiere la presencia de un gigante gaseoso. No solo eso, este planeta deberá estar más allá de una distancia de la estrella conocida como línea de nieve, una región donde los compuestos volátiles se condensan en hielo sólido. 

El equipo observó los sistemas de enanas rojas con el fin de encontrar un gigante gaseoso capaz de interactuar gravitacionalmente con el cinturón de asteroides. 

Actualmente hay 48 estrellas enanas rojas con exoplanetas rocosos confirmados que orbitan en la zona habitable. 27 cuentan con más de un exoplaneta, de los cuales 16 tienen medidas de masa para los exoplanetas en el sistema.

 

El estudio

Los investigadores buscaron gigantes gaseosos (entre 0,3 y 60 veces la masa de Júpiter) en la línea de nieve. Descubrieron que ninguno de los sistemas con un planeta rocoso similar a la Tierra en la zona habitable tenía un gigante gaseoso conocido.

Estadísticamente, calcularon que hay una población de exoplanetas gigantes que orbitan estrellas enanas rojas más allá de la línea de nieve. Entonces, en teoría, las estrellas enanas rojas sí pueden tener cinturones de asteroides.

Sin embargo, muy probablemente ninguno de los sistemas de enanas rojas conocidos con mundos rocosos de zonas habitables se encuentre en esa categoría. Esto sugiere que la arquitectura del sistema planetario de enanas rojas puede ser muy diferente del Sistema Solar.

En todo caso, hay muchas suposiciones. Podría ser que los impactos de asteroides no sean tan importantes. Tal vez la vida en los exoplanetas enanos rojos sea muy diferente a la vida en la Tierra. Quizá estemos sobreestimando la importancia de la zona habitable. Con más estudios, iremos desentrañando estos misterios.

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