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La NASA capta un enorme haz de antimateria fluyendo vertiginosamente desde un púlsar

SR J2030+4415 generó un haz extremadamente largo de materia y antimateria. / NASA/CXC/Universidad de Stanford/M. de Vries/NSF/AURA/Consorcio Gemini.

Una estrella muerta desplazándose por el espacio a velocidades vertiginosas ha dejado tras de sí un enorme rastro de partículas de materia y antimateria. Este halo ha sido captado por el Observatorio de rayos X Chandra y los resultados del estudio fueron publicados en The Astrophysical Journal.

Este rayo cósmico que dio lugar a un púlsar fue descubierto en 2020, pero en ese momento se desconocía su longitud exacta. Nuevas observaciones han demostrado que el rayo se extiende tres veces más de lo que se pensaba originalmente.

En el cielo de la Tierra, el chorro de unos 20 kilómetros de diámetro ocupa la mitad del diámetro aparente de la Luna. Esto convierte a la estructura observable en la más larga asociada a los púlsares. 

El púlsar J2030 

El haz está formado por el púlsar PSR J2030+4415 (o simplemente J2030), que se encuentra a unos 1600 años luz de la Tierra. J2030 realiza tres rotaciones alrededor de su eje por segundo y se desplaza por el espacio a una increíble velocidad de 450 Km/s

La rápida rotación y los fuertes campos magnéticos de una estrella de neutrones aceleran las partículas y producen radiación de alta energía. Ésta, a su vez genera pares de electrones y positrones. El positrón es la antipartícula del electrón y, a diferencia de éste, tiene carga positiva.

Los púlsares generan vientos de partículas cargadas y vuelan a través del espacio interestelar a unos 1,6 millones de kilómetros por hora. Una onda de choque de gas se mueve frente al púlsar. 

En el caso de J2030, hace unos 20-30 años, la onda de choque aparentemente se detuvo y el púlsar la alcanzó. Esto provocó la interacción del campo magnético del viento del púlsar con el campo magnético interestelar y el escape de partículas que normalmente quedan atrapadas en las proximidades de una estrella de neutrones.

«Esto probablemente desencadenó una fuga de partículas», explicó el astrónomo Roger Romani de la Universidad de Stanford. «El campo magnético del viento púlsar se vinculó con el campo magnético interestelar, y los electrones y positrones de alta energía salieron a chorros a través de una boquilla formada por conexión». 

Positrones en la Vía Láctea 

Las partículas que se escapan del viento púlsar parecen haber sido aceleradas a lo largo de esta línea de campo magnético interestelar. El haz viaja a velocidades de aproximadamente un tercio de la velocidad de la luz. Esto hace que brille intensamente en rayos X, los cuales pudieron ser captados por el Chandra.

Los científicos creen que su nueva investigación ayudará a explicar la abundancia de positrones en nuestra Vía Láctea. El artículo sobre el fenómeno está disponible en el servidor de preimpresión arXiv. También se puede descargar una imagen de alta resolución del haz en el sitio web del Chandra. 

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