Un equipo de científicos sostiene que el sistema alimentario mundial podría generar un daño ecológico rápido y generalizado, haciendo que una enorme cantidad de vertebrados terrestres probablemente pierdan parte de su hábitat para el 2050.
La investigación que desarrollaron muestra que debemos cambiar rápidamente nuestros hábitos de producción y consumo. Si no lo hacemos, el mundo enfrentará una pérdida generalizada de biodiversidad en las próximas décadas.
«En última instancia, tenemos que cambiar lo que comemos y cómo esto es producido si vamos a salvar la vida silvestre a escala mundial«, expresó Williams. Según él, “podemos alimentar al planeta sin arruinarlo demasiado”.
El estudio, realizado por científicos de la Universidad de Leeds y la Universidad de Oxford y dirigido por el Dr. David Williams, fue publicado en Nature Sustainability.
Más tierra para agricultura
El equipo calculó cómo los sistemas alimentarios en evolución afectarían la diversidad biológica del planeta. Lo primero que hicieron fue identificar los hábitats con mayor probabilidad de ser talados para tierras de cultivo. Luego procedieron a calcular la cantidad de alimentos necesarios para sostener el crecimiento de la población humana en 152 países.
Con esto, el equipo encontró que los 13 millones de kilómetros cuadrados de tierras de cultivo del mundo tendrían que aumentar en un 26 por ciento para el 2050. En otras palabras, es posible que los humanos necesiten 3,35 millones de kilómetros cuadrados adicionales de tierra para la agricultura en 30 años. Ese crecimiento se concentra principalmente en el África subsahariana y en el sur y el sudeste de Asia.
Los investigadores también estudiaron cuál sería las consecuencias de esta pérdida en casi 20.000 especies de aves, anfibios y mamíferos. Si bien casi todas estas especies perderían algo de hábitat, el equipo estimó que 1.280 especies perderían al menos el 25 por ciento de sus hábitats y 96 especies perderían al menos el 75 por ciento.
¿Qué podemos hacer?
El principal objetivo debería ser reformar el sistema alimentario mundial. Haciendo esto, es posible que el daño hacia la biodiversidad se reduzca considerablemente.
Entre los cambios se encuentran: mejorar el rendimiento de los cultivos, hacer la transición a dietas más basadas en plantas, reducir a la mitad la pérdida y el desperdicio de alimentos y aumentar las importaciones de alimentos para los países donde la expansión agrícola amenaza a la mayoría de las especies.
“Es importante destacar que tenemos que hacer todas estas cosas. Ningún enfoque es suficiente por sí solo. Pero con la coordinación global y la acción rápida, debería ser posible proporcionar dietas saludables para la población mundial en 2050 sin grandes pérdidas de hábitat«, explicó Michael Clark, otro autor del estudio.