Es ampliamente conocido que, por diversas razones, las mujeres suelen tener una esperanza de vida más extensa que los hombres. En la mayoría de los países, la diferencia alcanza los cuatro o cinco años, y en naciones como Rusia, la brecha se extiende a diez años. Sin embargo, esta disparidad de género en la longevidad está experimentando una disminución, según las recientes revisiones de los datos de mortalidad de 1990 a 2010.
Brecha de género
Estos datos se obtienen de bases estadísticas de las Naciones Unidas, que clasifican 194 países en grupos según factores medibles que influyen en la mortalidad. El análisis revela mejoras en la esperanza de vida de los grupos para el año 2010 en comparación con las estadísticas de 1990, junto con una notable reducción de la brecha entre hombres y mujeres en cuanto a mortalidad.
Aunque no está clara la razón de esta brecha, se reconoce la influencia de diversos factores, como los cambios en la sociedad y el medio ambiente, y especialmente la biología. Naciones como Sudáfrica experimentaron declives significativos en la esperanza de vida entre 1990 y 2010, en gran medida debido a factores locales como el VIH/SIDA, el ébola, la malaria, la guerra o la hambruna.
Los investigadores explican que, si la tendencia observada en los datos de 1990 a 2010 continúa, la brecha de género podría reducirse aún más para el año 2030, tanto en naciones de ingresos altos como bajos. No obstante, las estadísticas indican que las naciones más prósperas tienden a mostrar disminuciones en la esperanza de vida con el tiempo.
Predicciones para las naciones
En regiones como Australasia, Europa y América del Norte, se estima una marcada disminución en las tasas de mortalidad entre las personas mayores para el año 2030, aunque las enfermedades degenerativas seguirán siendo una causa principal de muerte.
Es probable que Japón, Australia y ciertos países de Europa occidental lideren los indicadores de longevidad en los próximos años. En 2010, Estados Unidos se encontraba entre los primeros, pero las predicciones sugieren que descenderá para 2030. Uno de los motivos es el preocupante aumento del consumo de drogas, que está afectando el sistema de salud del país. Algunas estimaciones indican que para 2029, Estados Unidos podría experimentar un millón más de muertes relacionadas con opioides.
Según el investigador principal, David Atance, los cálculos permiten prever que la mayoría de las naciones mantendrán sus tendencias de longevidad en el futuro. Para 2030, es probable que los países latinoamericanos muestren los mejores indicadores de mortalidad después de las regiones de altos ingresos, con avances especialmente notables en la mejora de la esperanza de vida masculina. En los países que han enfrentado enfermedades, hambrunas, conflictos violentos y guerras en los últimos años, como los de África y Oriente Medio, también se espera una mejora en la esperanza de vida masculina.