El Ministerio de Transporte y Turismo de Japón propone una solución para mejorar la eficiencia logística, reducir el tráfico vial y enfrentar la creciente escasez de mano de obra: construir un sistema subterráneo automatizado de 500 kilómetros para el transporte de paquetes entre Tokio y Osaka.
Este enlace logístico promete tres beneficios principales: aliviar la congestión en las carreteras más transitadas del país, reducir la contaminación y abordar la escasez de conductores.
Según el ministro Tetsuo Siago, este proyecto «no solo abordará la crisis logística, sino que también ayudará a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero».
Problemas demográficos
Se estima que el sistema transportará el equivalente a 25,000 camiones por día, disminuyendo así el tráfico y la contaminación. Sin embargo, el principal beneficio del plan es enfrentar la drástica disminución de la población activa.
Japón perdió 837 mil personas en el año hasta el 1 de octubre de 2023, la mayor disminución anual desde 1950, lo que equivale a una pérdida diaria de 2,293 personas. Según el primer ministro Fumio Kishida, Japón está «al borde de no poder mantener las funciones sociales» como la logística.
Por otro lado, el aumento de las compras en línea ha duplicado el número de entregas de pequeños paquetes en los últimos 30 años, y la infraestructura logística actual está luchando por hacer frente a esta demanda.
El Ministerio proyecta que el 30% de los paquetes no se entregarán en 2030 debido a la falta de personal. El proyecto, que se espera esté terminado para 2034, utilizará palés automatizados y eléctricos capaces de transportar hasta una tonelada de carga cada uno.
Inicialmente, se planificó que estos palés circularan por las medianas de las autopistas existentes, pero ahora se prevé que lo hagan por túneles subterráneos. Los palés transportarán todo tipo de mercancías, desde paquetes de Amazon y productos agrícolas hasta pescado fresco y artículos de primera necesidad.
Otros detalles
La ruta planificada abarca aproximadamente 500 kilómetros entre Tokio y Osaka, con costos de construcción estimados en hasta 26 mil millones de dólares. El proyecto enfrentará desafíos estructurales y ambientales típicos de infraestructuras de esta magnitud.
Otros países como Suiza, China y los Países Bajos también están considerando soluciones tecnológicas para sus problemas logísticos, aunque ninguno con la magnitud del proyecto japonés.