Investigadores hallan la primera evidencia contundente de organismos que se alimentan de virus

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Investigadores hallan la primera evidencia contundente de organismos que se alimentan de virus

Representación artística de un bacteriófago, un tipo de virus que se sirve de bacterias / Flickr

De una u otra forma todos formamos parte de la cadena alimenticia: productores, consumidores, detritívoros y carroñeros. Sin embargo, hay un grupo que escapa a esta regla, los virus. Ahora, una investigación publicada en Frontiers in Microbiology parece haber resuelto ese misterio.

Un equipo internacional de científicos detectó dos tipos de organismos unicelulares que podrían ser los primeros virófagos verdaderos conocidos por la ciencia. Recordemos que ya conocemos virus que han evolucionado para competir con otros virus robándoles sus componentes orgánicos.

El estudio

Los investigadores identificaron a los virófagos después de cribar cerca de 1.700 células de plancton recolectadas del Golfo de Maine y del mar Mediterráneo. El equipo amplificó el ADN dentro de todos y cada uno para crear bibliotecas genómicas individualizadas. Muchas de las secuencias pertenecían al propio organismo, como era de esperar.

Aproximadamente la mitad de las bibliotecas analizadas de la muestra mediterránea contenían secuencias asociadas con bacterias que probablemente habían sido devoradas por el plancton. Para las muestras extraídas del Golfo de Maine, esa cifra fue más del 19%.

Las secuencias de virus fueron algo más comunes. En la muestra del golfo, la mitad de las bibliotecas contenían fragmentos de genes de 50 o más virus diferentes. En la muestra mediterránea fue casi un tercio.

La mayoría de las secuencias de virus parecían ser de bacteriófagos, patógenos que invaden y se replican dentro de las células bacterianas. Las bacterias son una fuente de alimento común para los protozoos marinos, por lo que descubrirla preinfectada no es una gran sorpresa.

Pero, llamo la atención la presencia de choanozoos y picozoos, ambos recolectados en las aguas de América del Norte. En muchos casos no tenían ADN bacteriano. Sin esto, es difícil saber cómo los genes de los bacteriófagos llegaron a las células del plancton. Aún más, los dos filos de protozoos completamente diferentes compartían secuencias virales casi idénticas, lo que dificulta pensar que estaban infectados.

Implicancias

Si bien la evidencia de ADN viral podría considerarse circunstancial, es sospechosa. “Los virus son ricos en fósforo y nitrógeno, y podrían ser un buen complemento para una dieta rica en carbono que podría incluir presas celulares o coloides marinos ricos en carbono”, dice la científica de bioinformática Julia Brown del Laboratorio Bigelow de Ciencias Oceánicas.

Debido a que ambos tipos de protozoos se encuentran esparcidos en los océanos del mundo, una dieta de bacteriófagos podría ayudar a la ciencia. Nos permitiría modelar el flujo de nutrientes a través de un ecosistema. Se espera que los nutrientes contenidos en las bacterias y los protozoos progresen hacia arriba a través de una cadena alimenticia.

Además, la eliminación de virus del agua puede reducir la cantidad de virus disponibles para infectar a otros organismos. Al mismo tiempo, podría transportar el carbono orgánico dentro de las partículas de virus más arriba en la cadena alimentaria.

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