Un animal muy parecido a los actuales corales, anémonas y medusas habría sido un gran depredador hace 500 millones de años. El fósil de su exoesqueleto tubular con tentáculos ondulantes ha sido hallado en medio de otras huellas del pasado plasmadas en una superficie rocosa.
Una criatura muy familiar
El descubrimiento, realizado en 2007, sitúa a este depredador unos 20 millones de años antes de que se pensara que existían cnidarios como ese. La roca en sí misma data de alrededor de 557 a 562 millones de años, cuando la biodiversidad existente era muy extraña. Esto es antes de la Explosión Cámbrica y la aparición de la increíble diversidad de especies.
«Nuestro hallazgo muestra que la distribución corporal de los cnidarios (corales, medusas, anémonas de mar, etc.) se fijó al menos 20 millones de años antes de esto, por lo que es muy emocionante y plantea muchas más preguntas», señaló Frankie Dunn, paleontólogo del Museo de Historia Natural de la Universidad de Oxford.
Los investigadores tomaron un molde de la roca encontrada en la formación Bradgate en Charnwood Forest, un conocido sitio de fósiles en las afueras de Leicester. Descifrar el molde les otorgó imágenes de una gran variedad de formas de vida antiguas. Sin embargo, de entre todas, una parecía menos extraña que el resto, ya que les resultaba un poco familiar.
Era como presenciar a una criatura atrapando a un crustáceo, lo cual ocurre en un arrecife de coral moderno. Esta criatura es el cnidario de 20 centímetros de largo que ahora representa el ejemplo más antiguo de un depredador.
El despertar de las especies
El Período Ediacárico es notable por sus escasos pero extraños fósiles que no se parecen a nada que viva actualmente. El nuevo hallazgo respalda la teoría de que este período de tiempo es también «el despertar» de los animales modernos.
Las primeras versiones de muchos animales que conocemos hoy en día empezaron a formarse en ese momento, para luego diversificarse durante el Cámbrico.
Dunn y sus colegas llamaron al género del cnidario fosilizado Auroralumina, que significa «linterna del amanecer», por su parecido con una antorcha encendida. En honor a sir David Attenborough, que de niño buscaba fósiles en las cercanías, le dieron el nombre de especie attenboroughii.
Auroralumnina attenboroughii comparte características comunes con los primeros cnidarios del Cámbrico; sin embargo, a diferencia de ellos, su resistente exoesqueleto es liso en lugar de ornamentado.
«Es la criatura más antigua que conocemos que tiene un esqueleto», dice Dunn. «Hasta ahora solo hemos encontrado uno, pero es enormemente emocionante saber que debe haber otros por ahí, con la clave de cuándo inició la vida compleja en la Tierra».