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Finalmente sabemos cómo es que los pulpos pueden saborear con sus tentáculos

Los pulpos no dejan de impresionarnos / Needpix

Los pulpos son animales tan extraños que algunas personas, erróneamente, creen que vienen del espacio exterior. Ahora, entendemos cómo funciona una de sus misteriosas habilidades: su extraño sentido del tacto-gusto. Los detalles del estudio fueron publicados en la revista Cell.

Científicos de la Universidad de Harvard han encontrado que los pulpos están utilizando células sensibles al gusto independientes, así como células sensibles al tacto que son únicas. El equipo de la bióloga molecular Lena van Giesen identificó células quimiosensoriales en la piel de los pulpos “bimac” de California (Octopus bimaculoides). 

Diversas células

Las células quimiotáctiles tienen extremos ramificados delgados y pueden emitir señales de forma continua (activación tónica). Sin embargo, dependen de que estén lo suficientemente cerca del objeto para tocarlo. De hecho, detectan moléculas como lo hacen nuestras células del olfato y el gusto.

Las células quimiosensoriales también pueden responder a múltiples sabores, incluidos los químicos que se encuentran en la tinta de los cefalópodos y los químicos de advertencia emitidos por presas potencialmente tóxicas. Esto es muy útil para detectar presas escondidas dentro de las grietas del lecho marino.

El equipo también encontró células mecanosensoriales con gruesos extremos ramificados dentro de la piel de las ventosas. Estas células solo se activan durante el inicio del contacto antes de que se agote la señal (activación fásica).

Este tipo de señalización permite a los pulpos saber si están tocando objetos inanimados o una presa. Si es el primer caso, la señal cesaría en contacto inmóvil; pero en el segundo, la señal se dispararía nuevamente para atrapar al objeto y recuperar el contacto. 

El descubrimiento

El equipo de Giesen descubrió estas habilidades observando a los animales, realizando pruebas y estudiando qué proteínas están siendo expresadas y qué genes realizan esto en específicas células succionadoras. Este método se llama transcriptómica y permite ver lo que hace una célula al analizar qué proteínas se utilizan activamente en su interior.

Descubrieron que algunas de las células quimiotáctiles se activaban fuertemente en respuesta al extracto de pescado y cangrejo. Pero sugieren que además de detectar presas, esta capacidad de tocar-saborear también podría desencadenar una rápida retirada a sabores repulsivos que insinúan peligro.

También observaron cómo la tinta de pulpo apaga la capacidad de saborear de la extremidad. “Nuestro estudio muestra que el pulpo, y potencialmente otros animales acuáticos, también pueden detectar moléculas poco solubles de una manera dependiente del contacto”, dijo a ScienceAlert el biólogo molecular Nicholas Bellono.

Por otro lado, estos genes de los receptores quimiotáctiles parecen estar solo en los pulpos. Otros cefalópodos como el calamar no parecen utilizar sus ventosas para saborear su entorno de la misma manera.

Finalmente, podría ser que existan más células gustativas especializadas. Los investigadores solo han examinado de cerca algunos genes relacionados con estas células. Existen indicios en el resto del genoma de muchas células, con casi 100 genes relacionados con la sensación que aún no se han caracterizado. ¿Qué otra cosa le encontraremos a los pulpos en el futuro?

Los cefalópodos son animales fascinantes. Una investigación de la Universidad de Queensland a comienzos de este año descubrió que los cerebros de los calamares son casi tan complejos como los de los perros

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