Una misión conjunta entre Europa y Japón a Mercurio, ha despegado de la Guayana Francesa en su largo viaje.
La misión, BepiColombo, lleva el nombre de Giuseppe «Bepi» Colombo (1920–1984), científico, matemático e ingeniero de la Universidad de Padua, Italia, quien implementó por primera vez la maniobra de asistencia gravitatoria interplanetaria durante la misión Mariner 10 de 1974, una técnica ahora comúnmente utilizada por sondas planetarias.
Bepicolombo pasará siete años navegando hacia su objetivo, donde se separará en dos naves espaciales y orbitará Mercurio durante un año, o dos, si se extiende la misión. Las medidas tomadas allí no solo podrían resolver misterios persistentes sobre el planeta más interno, sino también sobre la formación de nuestro sistema solar y los vecinos.
Pero su largo viaje no va a ser desaprovechado tampoco. A medida que se desplaza, un instrumento a bordo realizará las mediciones más precisas hasta la fecha de las órbitas de Mercurio y la Tierra alrededor del Sol. Los científicos podrán usar estas medidas para perseguir una de sus aficiones favoritas: tratar de encontrar algún defecto en la teoría de la relatividad general de Einstein.
Un cohete Arianespace Ariane 5 ECA con la nave espacial emparejada se lanzó a las 9:45 p.m. EDT (0145 GMT, 20 de octubre) de Kourou, Guayana Francesa.
Ahora, los científicos tienen que esperar siete largos años antes de que las dos naves espaciales que conforman BepiColombo alcancen Mercurio y se separen para comenzar las observaciones del pequeño y extraño planeta en diciembre de 2025.
Pero ¿por qué toma tanto tiempo llegar a Mercurio? El problema surge porque es un planeta muy pequeño y está muy cerca del Sol. Esto hace que orbite con una rapidez increíble, y una nave espacial que planea visitar Mercurio tiene que poner bastante esfuerzo en lidiar con tal rapidez. El gran problema es que la gravedad del Sol empujará a la nave con tanta fuerza hacia la estrella que una nave como BepiColombo necesitará frenar a lo largo de su crucero para evitar que se desvíe del rumbo.
Para enfrentar este desafío dual, los diseñadores de BepiColombo han creado cuidadosamente una combinación de energía solar, combustible químico y sobrevuelos planetarios (uno de la Tierra, dos de Venus y seis de Mercurio) que trabajarán juntos para dirigir la nave a través de estos obstáculos. En total, la nave gastará más energía de la que se utilizaría para alcanzar Plutón.
En diciembre del 2025, BepiColombo se dividirá en sus dos componentes, el Mercury Planetary Orbiter construido por la Agencia Espacial Europea y el Mercury Magnetospheric Orbiter construido por la Agencia de Exploración Aeroespacial de Japón.
Esas naves espaciales se convertirán en las primeras en estudiar Mercurio desde que el único orbitador anterior, el MESSENGER de la NASA, terminó su misión en el 2015 después de cuatro años en el pequeño planeta.
Fuente: Space.com