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Estudio arroja dudas sobre las primeras exolunas descubiertas

exolunas

Representación artística de Kepler-1708b-i, la segunda candidata a exoluna. / Helena Valenzuela Widerström

Investigaciones recientes han dado un giro inesperado en la búsqueda de lunas fuera de nuestro sistema solar, conocidas como exolunas, dentro de la Vía Láctea. De acuerdo con un estudio publicado en Nature Astronomy, dos posibles exolunas serían falsos positivos. Este hecho implica un retroceso en la búsqueda de exolunas.

Las dos lunas fuera de nuestro Sistema Solar se suponían que orbitaban los exoplanetas Kepler-1625b y Kepler-1708b. René Heller, astrofísico del Instituto Max Planck, ha señalado que los métodos empleados en este estudio podrían ser útiles para descubrimientos futuros.

 

Exolunas

Dada la gran cantidad de lunas en nuestro Sistema Solar (casi 300, superando el número de planetas), sería lógico asumir la existencia de numerosas exolunas, especialmente considerando que ya se han identificado más de 5.550 exoplanetas.

En cuanto a las exolunas, su detección presenta un desafío considerable. Son más pequeñas y menos brillantes que los exoplanetas, y con frecuencia están ubicadas muy cerca de sus planetas anfitriones, lo que dificulta distinguir sus señales.

Por lo general, la detección de exoplanetas se lleva a cabo mediante sus tránsitos, cuando pasan entre su estrella y nosotros, lo que provoca una leve disminución en la luz estelar. En 2018, un equipo informó haber detectado una posible señal de exoluna durante el tránsito de Kepler-1625b.

Sin embargo, análisis posteriores no lograron replicar estos hallazgos, generando incertidumbre sobre la existencia de dicha exoluna. De manera similar, un artículo publicado en 2022 sugería la presencia de una exoluna alrededor de Kepler-1708b, pero esta afirmación también ha sido refutada.

 

Pandora

Ahora, Heller y Michael Hippke del Observatorio Sonneberg han desarrollado un algoritmo denominado Pandora para analizar los tránsitos de exoplanetas con el fin de detectar exolunas. Tras examinar los datos relacionados con Kepler-1708b, concluyeron que las observaciones podrían ser explicadas por la presencia de un exoplaneta solitario, lo que reduce la probabilidad de existencia de una exoluna.

Los datos de Kepler-1625b tampoco superaron el escrutinio. Las discrepancias en las observaciones de los telescopios Kepler y Hubble explicarían los efectos atribuidos a una exoluna, dando lugar a un falso positivo.

 

Varias influencias pueden crear una señal similar a la de la luna en una curva de luz, incluso sin la presencia de una luna real. / MPS/hormesdesign.de

 

A pesar de estos contratiempos, Pandora brinda esperanza. El algoritmo sugiere que las exolunas detectables con la tecnología actual serían relativamente grandes, casi del tamaño de la Tierra. Además, orbitarían a una distancia considerable de su planeta anfitrión, similar a un sistema binario planetario.

Este patrón concuerda con la expectativa de que los objetos más grandes y luminosos sean más accesibles para la detección en el espacio. Por otro lado, los más pequeños podrán ser descubiertos a medida que avance la tecnología.

 

Más exolunas

Considerando la abundancia de objetos más pequeños en el espacio, es plausible que exista una gran cantidad de exolunas esperando ser encontradas. El primer hallazgo de una exoluna, especialmente una de considerable tamaño y características inusuales, marcaría un hito importante y abriría la puerta a nuevos conocimientos.

Es por ello que Heller se mantiene optimista y espera con anticipación el descubrimiento de las primeras exolunas. Esta investigación resalta los desafíos y las oportunidades en la continua búsqueda de exolunas en nuestra galaxia.

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