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Este planeta ‘bebé’ es uno de los más jóvenes jamás detectado

Una interpretación artística del sistema IRAS 04125+2902 (TIDYE-1). (NASA/JPL-Caltech/R. Hurt, K. Miller (Caltech/IPAC))

Imagínate encontrar un planeta que apenas está «naciendo». Los astrónomos acaban de descubrir a TIDYE-1b, un planeta con solo 3 millones de años, prácticamente un recién nacido comparado con la Tierra, que tiene 4,500 millones de años. Este hallazgo es un gran paso para entender cómo nacen los planetas.

La joven investigadora Madyson Barber, de la Universidad de Carolina del Norte, lideró el descubrimiento usando el telescopio TESS de la NASA. Utilizó el método de tránsito, que consiste en observar cómo un planeta atenúa la luz de su estrella al pasar frente a ella. Este planeta destaca porque es uno de los más jóvenes jamás encontrados.

¿Qué hace único a TIDYE-1b?

TIDYE-1b es especial por varias razones. Normalmente, planetas tan jóvenes están escondidos detrás de densos discos de gas y polvo llamados discos protoplanetarios. Estos discos son los «materia prima» de los planetas, pero también dificultan su detección. Sin embargo, TIDYE-1b logró ser visible porque orbita en un ángulo diferente al de su disco protoplanetario, algo muy inusual.

El planeta está increíblemente cerca de su estrella, completando una órbita en apenas nueve días. Los científicos creen que este pequeño gigante podría evolucionar en el futuro para convertirse en una «supertierra» o un «subneptuno», dos tipos de planetas que no existen en nuestro Sistema Solar, pero que son comunes en la Vía Láctea.

Desafíos a los modelos tradicionales

El profesor Andrew Mann, también de la Universidad de Carolina del Norte, señala que este descubrimiento desafía nuestras ideas sobre cómo se forman los planetas. Normalmente, los planetas se desarrollan en un disco plano de gas y polvo, creando sistemas «alineados como un panqueque». Sin embargo, en el caso de TIDYE-1b, el disco está desalineado con el planeta y su estrella, algo que los modelos tradicionales no explican bien.

Además, los discos protoplanetarios suelen tardar más de 5 millones de años en dispersarse, lo que hace difícil ver planetas tan jóvenes. Pero TIDYE-1b demuestra que pueden formarse y ser detectados mucho antes de lo que pensábamos.

El futuro de TIDYE-1b y nuestra comprensión

Aunque no es tan denso como la Tierra, TIDYE-1b tiene un diámetro 11 veces mayor, mostrando que los planetas jóvenes pueden ser muy diferentes de los maduros. Su descubrimiento sugiere que la falta de planetas de menos de 10 millones de años en nuestras observaciones no significa que no existan, sino que suelen estar ocultos.

Este planeta bebé no solo nos da un vistazo a las primeras etapas de la formación planetaria, sino que también nos invita a replantearnos cómo se forman los mundos en el universo. ¡Una verdadera ventana al pasado cósmico!

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