Un exoplaneta bebé llamado AB Aurigae b podría cambiar nuestra comprensión sobre la formación de planetas. El gigante gaseoso de nueve veces la masa de Júpiter está aún en proceso de formación pero es de importancia para la ciencia. La investigación ha sido publicada en Nature Astronomy.
Júpiter es el planeta más grande de nuestro sistema solar. Tiene una masa de casi 320 veces la de la Tierra, y más de dos veces y media la de todos los demás planetas del sistema solar combinados. Aun así, AB Aurigae b hace que Júpiter parezca pequeño a su lado.
«Creemos que todavía está muy temprano en su proceso de ‘nacimiento'», dijo la astrofísica Thayne Currie del Telescopio Subaru y el Centro Ames de la NASA. «La evidencia sugiere que esta es la etapa de formación más temprana jamás observada para un gigante gaseoso», señaló.
AB Aurige b
Los gigantes gaseosos tienen un pequeño núcleo sólido, pero en su mayoría están compuestos de gases (hidrógeno y helio) que giran alrededor de ese núcleo. Nuestro sistema solar cuenta con dos gigantes gaseosos: Júpiter y Saturno.
Los investigadores detectaron al nuevo gigante gaseoso con la ayuda de dos telescopios: el telescopio Subaru en tierra, y el telescopio espacial Hubble. AB Aurigae b orbita alrededor de una joven estrella llamada AB Aurigae de solo unos 2 millones de años. En comparación, el Sol tiene aproximadamente 4.500 millones de años.
El planeta está incrustado en un disco expansivo de gas y polvo. Los planetas se forman a partir de los materiales de estos discos, con pequeños objetos como granos y rocas girando, chocando y pegándose. Todo eso es bastante normal. Sin embargo, hay algo inusual en el planeta y su estrella.
Muy lejos
AB Aurige b y su estrella parecen estar demasiado separados como para que cualquier disco se adhiera y forme el exoplaneta. AB Aurige b está tres veces más lejos de su estrella que Neptuno del Sol. Eso es tres veces la distancia que normalmente observan los astrónomos.
«Este proceso no permite formar planetas gigantes a grandes distancias orbitales, por lo que el descubrimiento desafía nuestra comprensión de la formación de planetas», indicó Olivier Guyon, astrónomo del telescopio Subaru y de la Universidad de Arizona.
Los científicos creen que el planeta se pudo haber formado cuando el disco alrededor de su estrella anfitriona se enfrió. Posteriormente, la gravedad hizo que se fragmentara en uno o más grupos, de los cuales uno se convirtió en el planeta. «Hay más de una forma de cocinar un huevo», dijo Currie. «Y aparentemente puede haber más de una manera de formar un planeta similar a Júpiter».
Formación planetaria
De acuerdo con nuestra comprensión actual de la formación de planetas, los objetos más pequeños son capaces de comenzar a formar planetas en lo que se llama el modelo de acreción del núcleo.
En dicho modelo, los pedazos de roca en el disco protoplanetario de polvo y gas se unen, primero a través de fuerzas electrostáticas. Luego a través de la gravedad, formando un cuerpo cada vez más grande, construyendo un planeta de a pocos. El exoplaneta resultante tiene un núcleo sólido, relativamente frío y tenue.
El segundo modelo es el de inestabilidad del disco. En este proceso de formación, el disco protoplanetario se enfría provocando inestabilidades gravitacionales para después romperse. Pronto, parte del disco colapsa gravitacionalmente directamente en un gigante gaseoso. Aquí, el exoplaneta no tiene un núcleo sólido y se forma más caliente y brillante.
Al parecer esto último es lo está ocurriendo con AB Aurige b. Los hallazgos arrojan nueva luz sobre los procesos involucrados en la formación de planetas e incluso podrían ayudarnos a comprender mejor nuestro propio Sistema Solar. Según varias evidencias encontradas, Júpiter se formó unas cuatro veces más lejos que su órbita actual.