Respirar de manera profunda y sostenida sería suficiente para reducir la presión arterial, sin necesidad de medicamentos o equipos médicos. Aunque parezca la premisa de una pseudoterapia, es todo lo contrario. Nos encontramos frente a una novedosa técnica estudiada en una nueva investigación publicada en el Journal of the American Heart Association.
De acuerdo a los científicos de la Universidad de Colorado Boulder, esta nueva técnica, eficiente y fácil de realizar podría mejorar la salud de millones de personas, sobre todo la de los adultos mayores que sufren de hipertensión y otros problemas cardiovasculares.
El fisiólogo integrativo Doug Seals y su equipo identificaron una forma novedosa de terapia que, según él, es capaz de reducir la presión arterial sin administrar fármacos. Esta recibe el nombre de Entrenamiento de la Fuerza Muscular Inspiratoria (IMST), la cual ha sido diseñada para ejercitar el diafragma y otros músculos respiratorios, utilizando un dispositivo de mano que genera una resistencia cuando se inhala a través de él. Se podría decir que funciona de forma opuesta a la de un inhalador, debido a la resistencia que ejerce.
¿Un técnica novedosa?
Históricamente el IMST no es algo nuevo, pues ha sido utilizado desde hace décadas como una forma alternativa de ayudar a pacientes con enfermedades respiratorias serias al ejercitar los músculos involucrados en la respiración. Los investigadores hace poco desarrollaron una rutina en la que realizando 30 inhalaciones, que equivalen a aproximadamente 5 minutos en total, durante 5 a 7 días, la presión arterial sistólica reducía significativamente.
Con esos alentadores avances, el equipo decidió realizar un ensayo aleatorio, doble ciego y controlado con su técnica de IMST durante seis semanas. La población objetivo fue adultos, hombres y mujeres de 50 a 79 años con hipertensión base mayor o igual a 120 mmHg. Los participantes fueron divididos en dos grupos los cuales usaron el dispositivo para inhalar 30 veces al día, en sesiones de 5 minutos, durante seis días a la semana. La diferencia entre ambos grupos se encontraba en el tipo de dispositivo asignado. Una mitad usó el dispositivo IMST de alta resistencia, y la otra un dispositivo placebo de baja resistencia.
Los resultados indicaron que después de seis semanas, el grupo de tratamiento que usó IMST de alta resistencia redujo la presión arterial sistólica (PAS), de una manera mucho más significativa de lo que podrían lograr con otras estrategias, como el ejercicio o medicamentos. «Esta mejora en la PAS es clínicamente significativa porque está asociada con un 30 a 40 por ciento menos de riesgo de muerte por enfermedad cardiovascular», aseguran los expertos.
Futuros ensayos
Además, después del ensayo la reducción de la PAS de los participantes se mantuvo durante seis semanas sin el uso de IMST, con cerca del «75% de la reducción inicial conservada». Sobre la función endotelial vascular, también se observaron mejoras significativas, sugiriendo que la salud de las arterias mejoró.
Sin embargo, aún no se han logrado comprender las razones fisiológicas por las que el IMST de alta resistencia genera estos cambios beneficiosos en la salud de los adultos con hipertensión arterial. Una hipótesis apunta a que el ejercicio genera que las células de los vasos sanguíneos produzcan mayor cantidad de óxido nítrico. Este compuesto ayudaría los músculos a relajarse y mejorar el flujo sanguíneo.
Sin lugar a dudas, el uso más prolongado del dispositivo traería más beneficios; no obstante se necesitan de estudios más grandes para poder recomendar su uso extendido. De momento, muchos deben estar deseando el uso del IMST de alta resistencia para mejorar su salud sin tener que hacer caminatas matutinas, natación o pastillas diarias.