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Estas flores usan una trampa sexual y letal para atraer a sus polinizadores

Arisaema es uno de los organismos más curiosos de todo el reino vegetal; su sistema de polinización, que consiste en una trampa letal, ha atraído durante años el interés de los biólogos evolutivos.

Atracción fatal

Después de tanto tiempo, apenas se puede ir develando el sistema de atracción fatal de las flores femeninas de la planta. Kenji Suetsugu, ecologista de la Universidad de Kobe en Japón, afirma en su estudio que es la única planta conocida que mata a sus propios insectos polinizadores como una cuestión de rutina.

Hay solo tres familias con alguna especie vegetal que atrae pretendiendo ofrecer sexo a los insectos pero, según Suetsugu, Arisaema sería la única que utiliza la atracción como una trampa mortal.

La imagen de una planta ofreciendo, falsamente, sexo a un insecto, quizá te parezca inquietante, aunque la dinámica no es tan perturbadora. Algunas orquídeas, por ejemplo, usan trucos para atraer algún insecto con polen de otra flor; el insecto se siente tan seducido que se acerca a dejar el polen… y también algo de esperma.

Otra maestra del engaño es Gorteria, que forma unas manchas oscuras sobre sus pétalos simulando ser insectos, y las moscas macho, locas por aparearse, vuelan directo hacia la flor.

Gorteria con «falsas moscas» en sus pétalos.

No era amor al hongo

Los polinizadores de las flores de Arisaema no son precisamente fans de estas plantas, sino de un hongo. Unas moscas, pequeñas como puntos, son fuertemente atraídas por el olor del hongo. Muchas especies de Arisaema general un falso olor de hongo en el interior de su espádice, atrayendo tanto a insectos hembras como machos, ya que verían el lugar como una perfecta cama nupcial. Al menos esa era la concepción en el mundo académico hasta hace poco.

Suetsugu notó que en los espádices de dos especies japonesas de Arisaema (A. angustatum y A. peninsulae), casi todos los insectos encontrados (muertos) eran machos. La propuesta académica es que las especies producen un señuelo olfativo dirigido a los machos, que en lugar de imitar el olor del hongo imita las feromonas de las moscas hembras.

Una vez dentro del espádice la mosca macho no solo no podrá reproducirse, sino que además no podrá salir. «Un fraude total», dice el especialista.

Las inflorescencias de las especies de Arisaema atrapan insectos para asegurar la polinización. Los visitantes de las inflorescencias entran por la abertura superior y luego se mueven hacia la parte inferior del tubo del espádice, que es más brillante que la parte superior, imitando un punto de salida. Esto lleva a los mosquitos a un área de la inflorescencia con muchas flores; el apéndice y la superficie interna del espádice están recubiertos con cera resbaladiza, lo cual evita que los mosquitos salgan

«La alta diversidad morfológica del género Arisaema indica que posiblemente existan nuevos mecanismos de engaño, más allá del mimetismo del hongo y el engaño sexual«, concluye Suetsugu.

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