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Estas arañas cazadoras de Madagascar tejen “trampas” para ranas con telaraña y hojas

A la izquierda, Damastes sp. escondido en el refugio, construido con hojas. A la derecha, Damastes sp. alimentándose de una rana (Heterixalus andrakata) dentro del refugio. / Ecology and Evolution.

Las arañas tienen todo un repertorio de habilidades que parecen imposibles: producen leche, pueden volar y algunas incluso infectan con bacterias. Ahora, un equipo de biólogos de Madagascar y Alemania ha encontrado que unas arañas cazadoras (Damastes sp.) parecen estar creando trampas para ranas. Los detalles fueron publicados en Ecology and Evolution.

Los investigadores encontraron que las “trampas” estaban hechas de hojas cosidas con telaraña y potencialmente ofrecían lugares sombreados para que los anfibios descansaran. Esto causaba que los vertebrados quedaran atrapados en la telaraña y se convirtieran en la cena de la araña.  

Justificada especulación

Los autores aclaran que solo se trató de una observación. Los biólogos observaron a la araña devorando una rana (Heterixalus andrakata) a medio envolver. Además, el arácnido ni siquiera se estaba comiendo a la rana dentro de la trampa, sino junto a un par de hojas cosidas en un hueco sombreado.

Sin embargo, hay motivos para especular. Si se tienen en cuenta las posibilidades de coincidencia y puro oportunismo, se puede sospechar que las estructuras son ejemplos de una herramienta destinada a atraer a los pequeños anfibios del duro sol del mediodía. De hecho, la araña volvió a meterse en la trampa mientras la estudiaban.

“Los informes anteriores de arañas que se alimentan de anfibios apuntan a un comportamiento oportunista y no proporcionan evidencia de especialización”, escriben los investigadores. “Según nuestro informe, especulamos que las arañas usan trampas específicas para atacar a los anfibios”.

Inversión

Por otro lado, las arañas ya construyen refugios para esconderse de los depredadores. En este caso específico, se encontraron un total de cuatro refugios diferentes. En todos los casos, fueron creados por arañas individuales que cosían los bordes de dos hojas adyacentes en una de las tres especies diferentes de árboles vivos, dejando un espacio estrecho para guarecerse.

Y aunque podrían hacer todo el esfuerzo solo para descansar, tiene más sentido hacer esa inversión si lo que se va a obtener es comida. Los animales en promedio invierten la mitad de su energía en encontrar activamente más energía.

Además, las ranas también podrían verse atraídas por la protección y frescura que puede ofrecer el espacio. “Basándonos en estas series de evidencia, especulamos que los anfibios pueden no solo ser una presa oportunista, indiscriminada o accidental, sino más bien una fuente de alimento selectiva y explotada sistemáticamente de las arañas Damastes sp.”, sugieren los investigadores.

Esta tampoco es la primera vez que se ve a una araña consumiendo una rana en la isla africana. Si bien los vertebrados no son la presa habitual de un arácnido, hay suficientes ejemplos de este tipo en todo el mundo.

Finalmente, los investigadores deberán realizar más estudios para estar totalmente seguros del hallazgo. La intención es algo complicado de definir en biología. Si bien los humanos desarrollan tecnología regularmente con un propósito explícito, la evolución suele ser mucho más fortuita.

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