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Esta curiosa especie arácnida de Nueva Zelanda posee tres tipos de machos

Un macho de morfo menor F. pureora, con ambas Patas I autotomizadas cuando era juvenil. Este macho se alimenta de presas carroñeras. Fotografía de E. C. Powell.

Nueva Zelanda alberga un asombroso patrimonio natural con una amplia variedad de especies únicas que desafían los conocimientos de la biología. Un ejemplo es una especie arácnida endémica de la isla norte que presenta tres tipos diferentes de machos.

 

Tres machos

Estos machos segadores de patas largas, como se les conoce comúnmente, llamaron la atención de los científicos en 2020 debido a que, aunque son similares en apariencia y genética, parecían pertenecer a tres categorías distintas. Los biólogos clasificaron estos machos en función de su tamaño y comportamiento.

En la cima de la jerarquía se encuentra el gran macho alfa, que tiene mandíbulas cortas pero fuertes en forma de pinza, las cuales utiliza para someter a la competencia durante las disputas por territorio o parejas. Luego viene el macho beta, que posee pinzas más largas y delgadas.

En el último lugar está el macho gamma, siete veces más pequeño que los otros dos. Sorprendentemente, los investigadores descubrieron que estos machos más pequeños y desarmados prácticamente han renunciado a la lucha por parejas femeninas, a diferencia de sus contrapartes más grandes.

Este inusual orden jerárquico se conoce como trimorfismo. El reciente estudio, publicado en Behavioral Ecology, parece tener la respuesta sobre por qué el trimorfismo evolucionó entre los machos segadores.

 

Deponer armas

Si un segador masculino pierde una pierna en su juventud, «dejándola caer» voluntariamente para evitar a un depredador hambriento, esta no volverá a crecer y tendrá 45 veces más probabilidades de desarrollarse más débil y de menor tamaño que sus compañeros.

«Tal vez esto se deba a que no pueden obtener suficiente comida para su desarrollo porque su caza se ve obstaculizada, o quizá no tiene sentido invertir en grandes armas de combate cuando ya están en desventaja en las peleas. Entonces, los arácnidos prefieren invertir sus recursos en otras cosas, como el tamaño de los testículos, el conteo de espermatozoides o el equilibrio aeróbico, para asegurarse de aprovechar al máximo las oportunidades de apareamiento que tengan», postula la ecologista evolutiva Erin Powell.

La última posibilidad es particularmente intrigante, ya que sugiere que los recolectores masculinos pueden «deponer las armas» de forma permanente y adoptar un nuevo estilo de vida que no dependa de la competencia. De esa forma, incluso teniendo menos patas para pararse, los machos aún podrán encontrar formas de reproducirse.

 

Variación intraespecífica en Forsteropsalis pureora: (a) macho alfa (mayor), (b) macho beta (mayor), (c) macho gamma (menor) y (d) hembra. El segundo segmento queliceral representativo de alfas, betas, gammas y hembras se muestra debajo de la fotografía in situ correspondiente. Las barras de escala indican 1 mm. Fotografías de E.C. Powell.

 

Repensar la reproducción

Si este fuera el caso, la teoría de la selección sexual de Charles Darwin, que enfatiza los adornos y las armas sexuales como mecanismos de atracción, podría no aplicarse aquí. Es decir, es posible que existan otras formas de atraer a una pareja en la naturaleza.

Estos recientes hallazgos están llevando a los biólogos a replantearse los sistemas de apareamiento de los animales y la evolución de las estrategias reproductivas, ya que el desarrollo sexual de estos arácnidos parece estar influenciado por su juventud. En ese sentido, será necesario realizar más investigaciones para descubrir las diferencias entre los machos alfa y beta.

«Con su armamento ridículo e imponente y la extrema variación de tamaño entre los machos, los segadores de Nueva Zelanda resultan tanto encantadores como desconcertantes», afirma Powell. «Aún nos queda mucho por aprender sobre su fascinante biología, y sin duda tienen mucho que enseñarnos sobre la evolución de los sistemas de apareamiento en los distintos grupos de animales».

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