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Encuentran que la inflamación cerebral causada por COVID-19 es misteriosamente similar a la del Alzheimer

(GoogleImages)

Es de conocimiento general que el COVID-19 no solo daña los pulmones sino también otros órganos como el cerebro. Sin embargo, a pesar de lo documentados que están los problemas neurológicos como la dificultad para concentrarse, pérdida de memoria, olfato y gusto, aún no queda claro cómo se originan. Un nuevo estudio publicado en Nature, nos da una pista.

La investigación molecular más completa hasta la fecha ha descubierto una extensa inflamación y degeneración en los cerebros de quienes fallecieron por COVID-19, incluso cuando no informaron ningún síntoma neurológico en vida.

Si bien los signos son inquietantemente similares a los que se observan en la enfermedad de Alzheimer y Parkinson, no se ha podido encontrar ningún rastro del virus real en el tejido cerebral. Será que la materia viral se eliminó al momento de la muerte de los pacientes, o tal vez un daño indirecto producto del SARS-CoV-2.

“Los cerebros de los pacientes que murieron de COVID-19 grave mostraron profundos marcadores moleculares de inflamación, a pesar de no tener con anterioridad ningún signo clínico informado de deterioro neurológico”, dijo el neurólogo Tony Wyss-Coray de la Universidad de Stanford.

La neuroinflamación

El estudio es pequeño, pero sugiere que el daño neurológico sería común en casos graves de COVID-19, incluso cuando los pacientes no muestran ningún síntoma cognitivo. Se comparó el tejido cerebral de 8 fallecidos a causa de COVID-19 con el tejido cerebral de 14 personas que murieron por otros motivos, entre ellos la influenza.

Utilizando la secuenciación de ARN unicelular, los autores analizaron más de 65.000 células de la barrera y la corteza frontal, así como sus genes respectivos en cada capa de la corteza. En ellas encontraron que ciertos genes se activaron de forma única en pacientes con COVID-19, de los cuales muchos están involucrados en la neuroinflamación.

Juntos, estos datos revelan una inflamación significativa de la barrera cerebral en COVID-19. La barrera hematoencefálica es un borde semipermeable que separa los materiales seleccionados en el torrente sanguíneo de los fluidos que entran en contacto con los tejidos cerebrales. Nos protege de infecciones y permite la entrada de ciertos nutrientes y células inmunitarias.

Células inmunes infiltradas

No obstante, aunque la barrera hematoencefálica parece estar manteniendo fuera al SARS-CoV-2, los efectos inflamatorios sí estarían cruzándola. Por ejemplo, las células T eran mucho más abundantes en los cerebros de los muertos por COVID-19.

De hecho, la intrusión de estas células inmunes en el cerebro fue evidente en todos los pacientes con COVID-19 menos en uno, mientras que los del grupo de control no mostraron ninguna de ellas en su tejido cerebral.

En caso una gran cantidad de células T atraviesen la barrera hematoencefálica promoverán la neuroinflamación y afectarán la reparación de tejidos en ratones. Algo similar estaría sucediendo en humanos.

La capa más externa en la corteza frontal mostró diferentes cambios moleculares en comparación con el grupo de control, incluida una mayor supresión neuronal y una activación neuronal limitada. Esto es similar a lo que se observa en la enfermedad de Alzheimer y podría estar causando los síntomas neurológicos asociados con COVID-19.

Impactos a largo plazo

Aún no se tiene claro si quienes realmente informan síntomas neurológicos en la vida muestran una mayor neuroinflamación al morir. Pero los hallazgos sugieren que incluso si el coronavirus se detiene en la barrera hematoencefálica y no se reportan síntomas neurológicos, el virus de todas formas tendría un efecto duradero en la función cognitiva.

Además, cuando los autores compararon los genes que se expresaban de manera diferente en los cerebros de los pacientes con COVID-19 con otras enfermedades neurológicas y trastornos del sistema nervioso central, encontraron varias superposiciones con enfermedades neuronales.

El patrón de coincidencia se dio principalmente con la enfermedad de Alzheimer, esclerosis múltiple, enfermedad de Huntington, enfermedad de Parkinson, trastorno del espectro autista, depresión y esquizofrenia. Debido a la magnitud de la pandemia, la ciencia próximamente conocerá más de sus impactos a largo plazo.

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