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El Triásico puede haber terminado más tarde de lo que pensábamos

El Melanorosaurus readi vivió al final del Triásico / Wikimedia Commons

Hace aproximadamente 200 millones de años ocurrió una de las extinciones masivas más grandes en la historia: el evento del Triásico-Jurásico. Ahora una investigación publicada en PNAS sugiere que este evento ocurrió más tarde de lo pensado inicialmente y arroja nueva luz sobre los factores contribuyentes.

Comunidades microbianas

La hipótesis ampliamente aceptada afirma que enormes erupciones volcánicas causaron la pérdida de vidas del evento Triásico-Jurásico. Aunque también existen otras ideas, como el impacto de un asteroide y un cambio climático más gradual.

Por eso, el nuevo estudio, liderado por Calum Peter Fox, de la Universidad de Curtin en Australia, analizó los biomarcadores fósiles moleculares de las rocas en el Canal de Bristol frente a la costa de Inglaterra. En ese momento, esa extensión de tierra formaba parte del supercontinente Pangea.

Los fósiles mostraron evidencia de antiguas comunidades microbianas, comunidades complejas de microorganismos que preservan los indicadores de las condiciones atmosféricas en ese momento.

Los cambios en el ecosistema en esta parte de las cuencas de agua del Reino Unido y Europa central se han utilizado durante mucho tiempo como un indicador de lo que sucedió: una caída repentina en el carbono-13 orgánico que se cree fue una señal inicial de los cambios atmosféricos que llevaron a este evento.

Tiempo después

Sin embargo, resulta que esto no fue un indicador directo del evento Triásico-Jurásico, sino que fue el resultado de cambios en el nivel del mar y la desalinización del agua. Estos fenómenos crearon las condiciones perfectas para que prosperen estas comunidades microbianas, los cuales cambiaron la composición orgánica del océano. Por eso, el evento de extinción habría comenzado en serio decenas de miles de años más tarde, durante el Raetiano tardío.

La caída en el nivel del mar que el equipo detectó puede haber sido una señal de los movimientos iniciales en la tectónica de placas. Las cuales, a su vez, conducirían a las futuras erupciones y la eventual ruptura de Pangea.

Intentar interpretar tan lejos en el pasado es extremadamente complicado. Pero los registros fósiles que quedan en la Tierra nos brindan un excelente registro de cómo eran las condiciones atmosféricas cuando ocurrieron las extinciones masivas.

Por otro lado, además de contarnos cómo fue el pasado, la ciencia puede ayudarnos a entender los actuales cambios en el clima. “Saber más sobre los niveles de dióxido de carbono presentes durante el evento de extinción masiva del final del Triásico”, dice el geoquímico Kliti Grice. “… nos proporciona detalles importantes que podrían ayudar a proteger nuestro medio ambiente y la salud de nuestros ecosistemas para las generaciones futuras”.

El evento de extinción del Triásico-Jurásico pudo haber causado la pérdida del 25%-34% de los géneros marinos. Además, muchos grupos terrestres desaparecieron, despejando el camino para que los dinosaurios y pterosaurios dominen la Tierra durante los próximos 135 millones de años.

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