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El sueño REM habría evolucionado para calentar al cerebro mientras dormimos

sueño rem

Un nuevo estudio ha encontrado una curiosa relación entre el sueño REM y la temperatura de nuestros cuerpos. Esto no significa que los sueños nos producen calor, sino que el movimiento ocular rápido podría contribuir a mantener la temperatura de los animales de sangre caliente, como nosotros.

 

Sueño y temperatura

Los animales con temperaturas corporales más bajas tienden a tener períodos más largos de sueño REM; mientras que aquellos con temperaturas corporales más altas, como las aves, experimentan periodos más cortos.

Para el neurocientífico Jerome Siegel este movimiento ocular es como un «temblor para el cerebro», ya que las temperaturas del cerebro y del cuerpo descienden demasiado durante el sueño no REM.

«El sueño REM podría considerarse como un mecanismo de calentamiento del cerebro controlado termostáticamente. Este se desencadena por la reducción de la temperatura relacionada con la reducción del metabolismo y la disminución del consumo de energía en el sueño no REM», explica el profesor de la Universidad de Los Ángeles.

«Luego, el sueño REM termina cuando se ha producido la cantidad de REM requerida para elevar la temperatura del cerebro a cerca de la temperatura del cuerpo despierto«.

 

Hipótesis

De acuerdo con su publicación en The Lancet, esa podría ser la razón por la que algunos animales muestran fluctuaciones en la duración del sueño de una estación a otra. Por ejemplo, durante la hibernación, animales como los renos del Ártico duermen un 43% más en invierno que en verano. Los humanos en las sociedades de cazadores-recolectores también duermen alrededor de una hora más en los meses de invierno.

Siegel cree que este fenómeno protege a los cerebros del frío y permite a los cuerpos el descanso adecuado. Para él esta sería la hipótesis más plausible ya que según otros científicos, el sueño no REM ayuda a eliminar las toxinas del cerebro, mientras que el sueño REM contribuye a mejorar la memoria y el aprendizaje. No obstante, estas hipótesis han resultado tener algunas fallas en su construcción y comprobación.

Concretamente, en casi todos los mamíferos, el sueño no REM es seguido por el sueño REM, un estado de actividad cerebral muy alta, similar a la vigilia. Esto significaría que justo después de que las toxinas y las sinapsis se limpien en el cerebro, simplemente se volverían a crear.

Por otro lado, la idea de que el sueño REM mantenga el motor en marcha para animales como nosotros, como propone Siegel, se complica por el debate en curso en torno al sueño REM en reptiles de sangre fría, que aunque aún no se ha confirmado, tampoco se puede descartar.

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