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El olor puede cambiar la forma en la percibimos los colores, sugiere nuevo experimento

colores

A menudo, tendemos a considerar nuestros sentidos como entidades separadas, pero, en realidad, todos experimentamos cierto grado de «cruce» sensorial, incluso aquellos que no tienen sinestesia y, por lo tanto, no pueden «ver» colores al probar alimentos o «escuchar» formas.

En otras palabras, si un refresco con sabor a fresa tiene un color naranja, tus ojos pueden condicionar tu paladar para percibir un sabor a naranja. Del mismo modo, si una bebida de fresa es de un rojo especialmente vibrante, tu sentido del olfato puede interpretar un aroma más dulce.

El impacto del color en nuestra percepción del sabor ha sido ampliamente estudiado, pero todavía no comprendemos completamente cómo estos matices interactúan con nuestro sentido del olfato.

 

Sinestésicos

Para arrojar luz sobre este fenómeno, tres universidades del Reino Unido llevaron a cabo un experimento con 24 adultos de ambos sexos. Estos se encontraban en una habitación oscura frente a una pantalla de computadora. Durante cuatro minutos, un purificador de aire limpió el ambiente, y luego se liberó un aroma en la sala durante cinco minutos.

A los participantes no se les comunicó explícitamente la fragancia; solo se les dijo que verían un parche de color en la pantalla frente a ellos. Su tarea consistía en ajustar dos controles deslizantes, uno que iba del amarillo al azul y otro que iba del verde al rojo, para lograr que el parche de color se volviera gris neutro.

Este proceso se repitió mientras los participantes olían cuatro aromas diferentes, cinco veces, mientras ajustaban los colores. Los olores se seleccionaron al azar de una lista que incluía caramelo, cereza, café, limón y menta, utilizando agua sin olor como control en cada caso.

 

Cambio en la percepción del color

Los autores del estudio notaron que los participantes tendían a ajustar los controles deslizantes más allá del punto de gris neutro cuando percibían un olor en lugar de agua inodora.

El olor parecía influir en la percepción del gris neutro por parte de los participantes, inclinando los colores hacia lo que podría describirse como sus correspondencias «olores-colores» respectivas. En general, esto hacía que el gris pareciera tener un tono «más cálido» en ciertos casos.

Por ejemplo, cuando el aroma a café llenaba la habitación, los participantes parecían «ver» el gris con un matiz ligeramente marrón-rojizo. En cambio, el olor a caramelo los llevaba a ajustar el gris hacia un tono más amarillento.

El psicólogo cognitivo Ryan Ward, de la Universidad John Moores de Liverpool, explica: «Estos resultados indican que la percepción del gris tendía a seguir sus correspondencias preestablecidas para cuatro de cada cinco aromas, como el limón, el caramelo, la cereza y el café. Esta ‘sobrecompensación’ sugiere que las asociaciones intermodales desempeñan un papel lo suficientemente sólido en el procesamiento de la información sensorial como para influir en cómo percibimos datos de distintos sentidos, en este caso, entre olores y colores».

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