Los ojos sí son una ventana a nuestros pensamientos más íntimos. En una nueva investigación, publicada en Current Biology, especialistas de la Universidad Jhons Hopkins descubrieron que la velocidad con la que nuestros ojos se mueven revela nuestras verdaderas preferencias e intenciones.
Sacadas
A diferencia de los movimientos voluntarios que hacemos con nuestros brazos y piernas, los ojos se mueven rápidamente en unos pocos milisegundos. Esto ocurre, por ejemplo, cuando leemos y nuestra vista viaja abruptamente de una palabra a otra para construir el significado de un texto. Tales movimientos reciben el nombre de sacadas, y también suceden durante el sueño REM.
Cuando estamos ante dos opciones, nuestro cerebro evalúa los pros y contras de ambas para decidirse por una; para ello, la información debe llegar rápidamente y debe ser lo más confiable posible. Incluso sin notarlo, nuestros ojos realizan un escáner completo de las opciones con los movimientos sacádicos, revelando así la decisión antes de manifestarla.
«A diferencia de los brazos o las piernas, la velocidad de los movimientos oculares es casi totalmente involuntaria», dice Colin Korbisch, ingeniero mecánico de la Universidad de Colorado Boulder y autor principal del estudio. «Es una medida mucho más directa de estos procesos inconscientes que ocurren en tu cerebro».
Para probar su hipótesis, los investigadores reclutaron a 22 participantes y los hicieron usar una caminadora. Ahí se les presentó dos opciones de configuración: una caminata corta en una pendiente empinada o una caminata más larga en el plano. Siguieron los movimientos de sus ojos con una cámara de alta velocidad mientras los participantes se tomaban unos segundos para considerar sus opciones.
Movimientos rápidos
Los resultados mostraron que la velocidad de los ojos de los participantes tendía a aumentar cuando caían en la dirección de la opción más fácil, enfatizando su grado de preferencia.
«Inicialmente, los movimientos sacádicos de cualquiera de las opciones eran igualmente vigorosos», dice Alaa Ahmed, coautor del estudio. «Luego, con el paso del tiempo, ese vigor aumentó y fue aún más rápido para la opción que finalmente eligieron«.
Los autores sospechan que aquellos participantes que tardaron menos en decidir y cuyos movimientos oculares fueron más rápidos son personas más impulsivas.
Una vez que la decisión ha sido tomada, los movimientos oculares cesan. Esto confirmaría que los ojos recopilan la información necesaria de la manera más rápida posible con las sacadas. La información sensorial es recibida por las neuronas en el campo ocular frontal y la corteza parietal, los cuales aumentan su actividad cuando las personas participan en actividades de toma de decisiones.
Al establecerse una preferencia dentro de nuestro cerebro, se elimina la supresión de una región que controla los movimientos oculares, llamada colículo superior. Esto permite que aumente la velocidad del ojo, especulan los investigadores.