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El James Webb reveló los secretos del exoplaneta esponjoso WASP-107b

Impresión artística de WASP-107b y su estrella madre. /LUCA School of Arts, Belgium/ Klaas Verpoest (visuals), Johan Van Looveren (typography). Science: Achrène Dyrek (CEA and Université Paris Cité, France), Michiel Min (SRON, the Netherlands), Leen Decin (KU Leuven, Belgium) / European MIRI EXO GTO team / ESA / NASA

Un grupo de astrónomos europeos ha utilizado el telescopio espacial James Webb (JWST) para explorar la atmósfera del exoplaneta esponjoso WASP-107b. Los detalles fueron publicados en Nature.

WASP-107b orbita una estrella más fría y menos masiva que nuestro Sol. A pesar de compartir la masa similar a Neptuno, rivaliza en tamaño a Júpiter. Su naturaleza «esponjosa», menos densa que los gigantes gaseosos en nuestro sistema solar, abre paso a una exploración atmosférica más profunda, permitiendo una visión detallada de su compleja composición química.

 

Examinando el planeta  

La menor densidad atmosférica del planeta mejora la visibilidad de las características espectrales, revelando elementos asombrosos, entre ellos vapor de agua, dióxido de azufre (SO2) y nubes de silicato. Curiosamente, no encontró metano, un gas de efecto invernadero común. Esta ausencia sugiere la existencia de un interior planetario cálido y un movimiento térmico dentro de la atmósfera.

Por otro lado, el descubrimiento inesperado de dióxido de azufre desafía los modelos previos, señalando cómo la esponjosidad de WASP-107b facilitaría la formación de este compuesto, a pesar de la menor temperatura de la estrella. Además, las observaciones mostraron nubes a gran altitud, compuestas por partículas de silicato similares a la arena, que oscurecen parcialmente los gases atmosféricos y persisten más allá del ciclo esperado de evaporación y recondensación.

Estos hallazgos suponen un avance en la identificación de la composición química de las nubes en exoplanetas y plantean preguntas sobre la dinámica atmosférica de este mundo distante.

 

Importancia 

El descubrimiento de nubes de arena, agua y dióxido de azufre en este exoplaneta esponjoso por el instrumento MIRI de JWST es un hito fundamental. “Redefine nuestra percepción de la formación y evolución planetaria, arrojando una nueva luz sobre nuestro propio Sistema Solar«, expresó el profesor Leen Decin de KU Leuven.

La persistencia en altura de estas nubes de silicato es un enigma. Usualmente se espera que permanezcan en las capas profundas de la atmósfera, sin embargo, se las ha observado en altitudes superiores. Esto podría explicarse mediante un ciclo similar al del agua en la Tierra, pero con vapores de silicato.

La presente investigación marca un avance significativo en el conocimiento sobre la compleja interacción entre sustancias químicas y condiciones climáticas en mundos distantes. Los autores esperan que en un futuro próximo se amplíen aún más los límites de la exploración exoplanetaria.

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