Un equipo de astrónomos ha detectado una atmósfera compuesta casi completamente por vapor de agua en el exoplaneta GJ 9827d, según un estudio publicado en Astrophysical Journal Letters.
Este hallazgo, realizado con el telescopio espacial James Webb, confirma la existencia de lo que los científicos llaman un «mundo de vapor».
El exoplaneta
GJ 9827d fue descubierto en 2017 y se encuentra a unos 100 años luz de la Tierra.
El exoplaneta, que tiene aproximadamente el doble del tamaño de la Tierra y tres veces su masa, pertenece a la categoría de sub-Neptunos, un tipo de planeta común en la galaxia, pero ausente en nuestro sistema solar.
Aunque ya se conocía su tamaño y masa, no estaba claro de qué estaba compuesto.
Para investigar su atmósfera, los astrónomos analizaron la luz estelar que pasa a través de los gases del planeta durante sus tránsitos frente a su estrella madre.
Utilizando tanto el telescopio Webb como el Hubble, los investigadores observaron dos tránsitos de GJ 9827d en noviembre de 2023, logrando resultados reveladores.
Vapor
El telescopio Hubble había detectado signos de moléculas de agua en el pasado, pero no era suficiente para confirmar si el planeta era simplemente húmedo o un verdadero mundo acuático.
Ahora, con los nuevos datos del Webb, los científicos han comprobado que la atmósfera de GJ 9827d está casi completamente formada por vapor de agua, lo que lo convierte en el primer ejemplo confirmado de un planeta de vapor.
El planeta tiene una temperatura estimada de 340°C, lo que significa que toda el agua en su atmósfera está en forma de vapor.
Según Ryan MacDonald, astrónomo de la Universidad de Michigan, es posible que el planeta no tenga una superficie rocosa sólida, y que la presión en su atmósfera sea lo suficientemente alta como para crear formas exóticas de materia, como fluidos supercríticos o hielos a alta presión.
Importancia
Aunque GJ 9827d no parece ser un candidato para la vida, su estudio ofrece una valiosa oportunidad para mejorar las técnicas de observación de exoplanetas y avanzar en la búsqueda de mundos habitables.
Este descubrimiento es una prueba de que es posible detectar atmósferas densas, un paso crucial hacia futuras investigaciones astrobiológicas.