Como dueños y cuidadores de mascotas sabemos que, las heces y orina son todo un tema. Aunque saques a tu perrito a hacer sus necesidades al parque y recojas sus heces en una bolsita, la realidad es que no todos lo hacen y, esto está fertilizando las áreas verdes en niveles que no son buenos.
Macronutrientes en exceso
Sí, las plantas necesitan nutrientes pero las heces y orines de los perros aportan cantidades de nitrógeno y fósforo que causan desbalance en los ecosistemas. Un nuevo estudio realizado en Bélgica muestra que, cada año los caminos que atraviesan cuatro reservas naturales alrededor de Gante se ensucian con hasta 11,5 kilogramos de nitrógeno y 4,8 kilogramos de fósforo por hectárea.
El nitrógeno proviene tanto de la orina como de las heces de los perros, mientras que el fósforo proviene principalmente de estas últimas. En las cuatro reservas naturales del estudio actual, los investigadores contaron 1629 perros visitantes en un año y medio. Si bien la mayoría de estos caninos estaban atados, casi un tercio no lo estaba, a pesar de que esa es la regla para las reservas.
Los modelos muestran que si todos estos perros llevaran correa, las concentraciones de nitrógeno y fósforo a lo largo de los caminos aumentarían sustancialmente. En cifras, estamos hablando de 175 kg de nitrógeno y 73 kg de fósforo al año.
Si todos los dueños de mascotas que visitan las reservas naturales de Gante ataran a sus perros y se tomaran el tiempo de recoger los excrementos, la contaminación por nitrógeno se reduciría en un 56% y por fósforo en un 97% a lo largo de estos caminos.
Los perros, por lo general, no son tomados en cuenta cuando se trata de evaluar la contaminación de las tierras. Pero, con esto, los investigadores demuestran el impacto de los excrementos caninos en el declive de las especies.
«Nos sorprendió lo alto que podría ser el aporte de nutrientes de los perros», comentó Pieter De Frenne, de la Universidad de Ghent.
Contaminación del suelo
Hasta la fecha no se han realizado más trabajos para evaluar qué tan grave es el problema. Si consideramos que, nada más en Europa, 87 millones de perros salen a las áreas a verdes siguiendo el llamado de la naturaleza, podemos hacernos una idea de la gravedad del asunto.
Cuando el suelo se satura con macronutrientes (como nitrógeno y fósforo) el impacto negativo en el ecosistema local es muy fuerte. Por ejemplo, cantidades elevadas de nitrógeno pueden reducir la diversidad vegetal del lugar. Por otro lado, el fósforo en cantidades que sobrepasan los límites, reduce el nicho en el que prosperan plantas amenazadas.
«Los niveles más altos de nutrientes conducen a un mayor crecimiento de las plantas, principalmente por un número limitado de especies que demandan grandes cantidades de nutrientes. Estas crecerán y le quitarán espacio y luz disponible a las demás, causando la pérdida de especies vegetales y la homogeneización de las comunidades de plantas».
Los hallazgos del estudio sugieren que los perros son una fuente sustancial y subestimada de contaminación del suelo en todo el mundo. Si no abordamos este problema pronto, nuestros objetivos para restaurar las áreas naturales no podrán ser cumplidos.
«Está claro que los niveles de fertilización de los perros estimados aquí pueden ejercer potencialmente efectos negativos sobre la biodiversidad y el funcionamiento del ecosistema de la vegetación rica en especies».
Por ello, aún cuando no pasees a tu perro por reservas naturales, procura llevar contigo una bolsa (y si es biodegradable, mejor). Quizás sea molesto, pero contar con el amor incondicional de un perrito, conlleva una gran responsabilidad.