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El color azul cristalino de estos ríos está cambiando a un intenso naranja óxido

Una vista aérea del río Kutuk en el Parque Nacional Puertas del Ártico de Alaska que parece pintura naranja derramándose en el agua azul clara. Ken Hill / Servicio de Parques Nacionales

Algunos de los cristalinos y gélidos ríos de Alaska están adquiriendo un sorprendente color naranja óxido tan intenso que es visible desde la órbita terrestre. Este fenómeno ha sido detallado en una investigación publicada en Communications Earth & Environment.

«Los ríos teñidos son tan grandes que podemos verlos desde el espacio», comenta Brett Poulin, toxicólogo ambiental de la Universidad de California (UC) Davis. «Tienen que estar muy pigmentados para ser captados a semejante distancia».

 

Metales tóxicos

El ecologista del Servicio de Parques Nacionales, Jon O’Donnell, junto con Poulin y otros colegas, habían notado el problema en 2018 durante sobrevuelos y desde las riberas de los ríos. Ahora, utilizando imágenes satelitales y reportes públicos, identificaron más de 75 arroyos remotos teñidos de este inusual color naranja, a lo largo de casi 1,000 kilómetros en la Cordillera Brooks de Alaska.

«Hay ciertos sitios que parecen casi como jugo de naranja lechoso», describe O’Donnell. «Esos arroyos naranjas pueden ser problemáticos tanto en términos de toxicidad como al impedir la migración de peces a las áreas de desove».

Las muestras recolectadas entre junio y septiembre de 2022 de estos cuerpos de agua revelaron altas concentraciones de hierro y otros metales tóxicos, como zinc, cobre, níquel y plomo, en comparación con arroyos saludables cercanos. En algunos casos, estos contaminantes incrementaron la acidez del agua de un pH habitual de 8 a 2.3.

Poulin señala que los resultados son similares a los del drenaje ácido de minas, aunque no hay minas cerca de estas ubicaciones. Tras examinar imágenes satelitales desde 1985 hasta 2022, los investigadores determinaron que este fenómeno ha estado ocurriendo durante la última década, coincidiendo con un clima más cálido y un aumento en las nevadas.

«Nuestra hipótesis de trabajo es que el deshielo del permafrost está permitiendo que el agua infiltre más profundamente y interactúe con minerales que han estado sellados durante miles de años», explica Poulin. 

 

Posible culpable

El Ártico se está calentando aproximadamente cuatro veces más rápido que el resto del planeta. Ese calor extra derrite el suelo congelado, aumenta la actividad microbiana y provoca la ‘arbustificación’, donde las nuevas raíces alteran aún más el suelo. Juntos, estos procesos están exponiendo los minerales previamente protegidos a la intemperie y desplazándolos hacia las cuencas hidrográficas.

«El cambio climático y el deshielo asociado del permafrost parecen ser los principales impulsores del deterioro de los arroyos», concluyen los autores. «La decoloración de los arroyos se asoció con una disminución dramática en la diversidad de macroinvertebrados y la abundancia de peces».

Este cambio en la química del agua debido al drenaje ácido de las rocas amenaza no solo a la fauna, sino también a las personas locales que dependen de estos arroyos para el agua potable y la pesca de subsistencia.

O’Donnell y su equipo continúan investigando con la esperanza de comprender los impactos ecológicos más amplios para la región y determinar cuándo y dónde volverá a ocurrir esta tóxica coloración naranja. Lamentablemente a medida que el clima sigue calentándose, este proceso seguirá degradando la calidad del agua.

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